La muerte del caudillo bolivariano

El chavismo despide a su líder

Medio centenar de gobernantes asisten en Caracas al funeral de Estado de Hugo Chávez, que Nicolás Maduro corona con una arenga en favor de la revolución bolivariana y una petición de "respeto" a Estados Unidos

AGENCIAS

CARACAS

El chavismo despidió ayer a su líder e inventor en unos emotivos funerales de Estado a los que asistieron más de medio centenar de mandatarios de todo el mundo. En representación de España acudió el Príncipe de Asturias, que formó parte de una de las "guardias de honor" con que los jefes de Estado o de Gobierno presentes rindieron tributo a Hugo Chávez flanqueando su féretro, instalado en la Academia Militar de Caracas.

En concreto, el Príncipe Felipe integró la tercera guardia, junto a Portia Miller Simpson, primera ministra de Jamaica, y los mandatarios Enrique Peña Nieto, de México; Ricardo Martinelli, de Panamá; Ollanta Humala, de Perú, y José Mujica, de Uruguay.

La despedida de Chávez -fallecido el 5 de marzo, el mismo día que, hace 60 años, murió Iósiv Stalin- alcanzó su momento álgido cuando tomó la palabra su sucesor, Nicolás Maduro, que horas después sería investido como "presidente encargado" ante la Asamblea Nacional.

Maduro pronunció un encendido discurso en recuerdo de su "comandante, presidente y guía", ante cuyo féretro prometió seguir avanzando en la revolución. "Comandante, no pudieron contigo, no podrán con nosotros jamás", proclamó. Las palabras de Maduro llegaron al finalizar una serie de sermones pronunciados, entre otros, por el reverendo estadounidense Jesse Jackson, y fueron su manera de agradecer a los líderes que acudieron a las exequias el "apoyo y solidaridad" dados a Venezuela en esta hora "dura y trágica".

"Estamos enfrente de él como nunca hubiéramos querido estar. Con el dolor más inmenso que pueda caber en nuestra humanidad, aquí estamos, comandante", declaró el, en ese momento, todavía vicepresidente venezolano.

Maduro aseguró que Chávez falleció el pasado martes porque su "alma y su espíritu latían tan fuerte que ya su cuerpo no lo aguantaba" y defendió la fortaleza con la que gobernó y con la que hizo frente al cáncer.

"No ha habido líder en la historia de nuestra patria más vilipendiado que nuestro amado presidente", lamentó Maduro, para quien "jamás se mintió tanto sobre un hombre". "Ni aquí ni en el mundo", apostilló.

"Escudo de pureza"

Sin embargo, según el nuevo hombre fuerte del chavismo, con el difunto caudillo "no pudieron ni las mentiras ni el odio", porque "tenía un escudo de pureza" que le "salvo de la injuria, de la infamia". Con todo y con eso, Maduro pidió permiso a la familia de Chávez para "perdonar a los que le injuriaron".

Al término de los funerales, que se prolongaron por espacio de más de tres horas, algunos de los mandatarios presentes hicieron declaraciones a los medios para glosar la figura del fallecido. Entre ellos, el presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, quien dijo que Chávez "no es una persona física", sino "un sendero, un plan para salvar a la humanidad".

El jefe de Estado boliviano, Evo Morales, uno de los más firmes aliados de Chávez, afirmó que "el mejor homenaje" que los gobernantes y correligionarios del fallecido líder le pueden hacer es seguir el camino que "dejó trazado". Otro gran aliado del chavismo, el ecuatoriano Rafael Correa, optó por recordar que, a juicio del difunto, "nadie debe ser imprescindible", en una aparente declaración de respaldo a la tarea que ahora le espera a Maduro, que saludó a los representante enviados por el presidente de EE UU, Barack Obama: el excongresista Delahunt y el congresista Meeks.

"Bienvenidos", les dijo el nuevo líder del chavismo, quien también agradeció la presencia del pastor Jesse Jackson. Dirigiéndose a los tres, Maduro agregó queel Gobierno venezolano "ama" a todos los pueblos de América, pero quiere "relaciones de respeto, de cooperación, de paz verdadera". Jackson le dio la razón: "Es una relación viable, necesaria y mutuamente beneficiosa".

El destino del cuerpo de Hugo Chávez será una urna de cristal en la que permanecerá embalsamado "eternamente", para que sus seguidores puedan presentarle sus respetos: una última morada como la que antes encontraron revolucionarios como Mao, Ho Chi Minh o Lenin, el primero de la serie.

Después de días de especulaciones sobre cuál sería el lugar de sepultura del hombre que dirigió Venezuela desde 1999, el nuevo hombre fuerte del régimen, Nicolás Maduro, anunció la decisión del Gobierno de convertir el lugar desde donde lideró el golpe de 1992 en su primera parada.

"Como está Ho Chi Minh, como está Lenin, como está Mao Tse Tung, así quedará el cuerpo de nuestro comandante en jefe, embalsamado en el Museo de la Revolución, de manera especial, para que pueda estar en una urna de cristal y nuestro pueblo pueda tenerlo por siempre", dijo Maduro en una alocución televisiva.

Mausoleo

Será, sin embargo, una primera parada en su viaje hacia el mausoleo que albergará definitivamente sus restos. En palabras de Maduro, "será un lugar especial para que repose mientras llegue el momento de dar otros pasos que el pueblo ha pedido".

El Cuartel de la Montaña está enclavado en el popular barrio del Veintitrés de Enero, zona tradicionalmente izquierdista de la parte oeste de Caracas, la más popular de la capital venezolana.

Desde allí comandó el intento de golpe de Estado que en 1992 encabezó como teniente coronel contra el entonces presidente, Carlos Andrés Pérez, una asonada que acabó en fracaso pero que lo catapultó como figura.

Con esta decisión, el Gobierno de Caracas prosigue la tradición revolucionaria iniciada tras la muerte del líder bolchevique Vladimir Lenin, cuya momia yace en el mausoleo de la plaza Roja de Moscú desde 1924.

Lenin fue embalsamado nada más morir para, como decía entonces "Pravda", dar la posibilidad a "todos los trabajadores" de despedirse del "líder del proletariado mundial", informa "Efe".

Los expertos creen que las actuales tecnologías rusas permitirán conservar la momia de Lenin durante "un tiempo indefinidamente largo". La momia conserva apenas una cuarta parte de los tejidos originales, aunque los restos aún conservan moléculas del ADN, y podría incluso ser clonado.

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