La Iglesia copta proclamó hoy como su nuevo papa al obispo Teodoro, elegido por la mano inocente de un niño el pasado día 4 entre otros dos candidatos, en una emotiva ceremonia en la catedral cairota de Abasiya.

"Proclamamos a todo el mundo, a todos los pueblos, a los monjes de Egipto y Jerusalén, y a todos los seguidores del evangelio de San Marcos en todos los continentes, que hoy ha sido condecorado con la gracia de Dios como papa el obispo Teodoro", dijo el obispo Bajomios, que ha ejercido como patriarca interino desde la muerte de Shenuda III en marzo pasado.

A la misa, que duró más de tres horas, asistieron el primer ministro egipcio, Hisham Qandil, y otros representantes políticos y religiosos, aunque destacó la ausencia del presidente del país, el islamista Mohamed Mursi, quien, tras asegurar primero que asistiría, finalmente anunció la semana pasada que no estaría presente.

Sentado frente al altar todavía con su ropa negra de obispo, Teodoro II, de 60 años, rompió a llorar al poco de comenzar la ceremonia, en una misa cantada en copto y árabe y presidida por los obispos de mayor edad de la Iglesia ortodoxa.

"Obispo Teodoro, te llamamos como papa de Alejandría y patriarca del evangelio de San Marcos", dijo Bajomios mientras ponía una cruz dorada encima de la cabeza de Teodoro, que se ha convertido en el papa 118º de esta iglesia, que data del siglo I d.C.

En el atávico ritual, Bajomios reemplazó después la corona negra de obispo que llevaba Teodoro por otra de color blanco, antes de vestirle con su primera túnica blanca papal.

Tras el acto de proclamación, los obispos, procedentes de la iglesia copta en distintas partes del mundo, leyeron en copto, árabe, inglés, alemán y francés las obligaciones del papa y de su pueblo, que "debe temerle, respetarle y obedecerle".

Además, recordaron en sus oraciones a Shenuda III, que dirigió la iglesia desde 1971 hasta su muerte a los 88 años.

Antes de vestirle con una nueva túnica profusamente decorada, decenas de obispos, entre los que se incluían a católicos, de Egipto, Sudán, Etiopía, e iglesias de África, Europa, América del Norte, Latinoamérica y Asia, bendijeron esta ropa con sus cruces.

Mientras sonaban las campanas de la iglesia y ataviado ya como papa, Teodoro II recibió de Bajomios, de quien fue discípulo, una cruz dorada y el báculo papal envuelto en una tela roja, y se sentó en el trono del fundador de esta iglesia, la Silla de San Marcos.

En medio de las canciones de alabanza del coro de la iglesia, los obispos empezaron a besar la mano de su nuevo papa para felicitarle y cerrar así la ceremonia.