El Gobierno de Mario Monti dio ayer luz verde a la ley para reducir el número de provincias de Italia. De las 86 actuales, el país pasará a tener 51 en enero de 2014. El ahorro para el Estado será de 40 millones de euros al año, anunció el ministro de Función Pública, Filippo Patroni Griffi.

El Consejo de Ministros aprobó el decreto ley de reforma y, con ello, puso en marcha el "proceso irreversible" de reducción del número de provincias, explicó el ministro. "A partir de enero, y en coherencia con la gobernanza, se reducirán la juntas provinciales", añadió Patroni.

El titular de Función Pública dijo que en noviembre de 2013 se celebrarán los comicios para elegir los gobiernos de las provincias, que serán "completamente nuevas tanto por sus dimensiones como por sus funciones". En Italia, las provincias son divisiones administrativas intermedias entre los municipios y las regiones.

El objetivo del Gobierno de Monti, además de reducir gastos, es racionalizar competencias tales como la gestión de carreteras o la educación, y además permitir que algunos ayuntamientos puedan pasar a formar parte de otra provincia más cercana y con la que tengan mayor afinidad.

La nueva ley también prevé la creación, a partir del 1 de enero de 2014, de las ciudades metropolitanas que sustituirán a los principales núcleos urbanos del país. En concreto, se constituirán diez ciudades metropolitanas: Roma, Turín, Milán, Venecia, Génova, Bolonia, Nápoles y Reggio Calabria.

Por otro lado, el Ejecutivo de Monti italiano acordó con los principales partidos suspender la reducción del impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF) a los capitales más bajos que figuraba en sus presupuestos para 2013 y, a cambio, rebajar la presión fiscal sobre el trabajo.

El ministro de Economía, Vittorio Grilli, mantuvo una reunión en la sede de la Cámara baja con los promotores de los presupuestos: el mayoritario Pueblo de la Libertad (PdL) de Silvio Berlusconi, el progresista Partido Demócrata (PD) y la Unión de Democristianos de Centro (UDC).

En los presupuestos que aprobó el Gobierno el pasado 10 de octubre -que cuentan con un ajuste de 11.600 millones repartidos entre los próximos tres años y pretenden cerrar 2013 con un déficit público del 1,6%- figuraba una bajada del IRPF a las rentas más bajas.

El Gobierno pretendía reducir el nivel impositivo del 23% al 22% a quienes declarasen una renta de hasta 15.000 euros anuales y del 27% al 26% a los que tuvieran ingresos de entre 15.000 y 28.000 euros.

Pero esta medida, según informaron los presentes en la reunión de ayer, se suprimirá y, a cambio, se reducirá la llamada "cuña fiscal", que mide la parte del salario que va destinada al pago de impuestos y las cotizaciones sociales.

Además servirá para que el aumento de un punto porcentual del tipo reducido del IVA (del 10% al 11%) previsto para el próximo julio quede finalmente neutralizado, una medida que supondría un encarecimiento de la cesta de la compra de los ciudadanos.