La OTAN entró este domingo de forma clara en escena y sus aviones bombardearon con intensidad decenas de tanques y vehículos gadafistas cargados de artillería pesada, que se disponían a entrar en la estratégica ciudad de Ajdabiya, clave para poder sitiar el bastión insurgente de Bengasi.

En el último momento, cuando las tropas del régimen habían entrado ya en Ajdabiya y apostado francotiradores en lo alto de varios edificios, los aviones aliados destruyeron 11 carros de combate cerca de la puerta oeste de la ciudad, según su responsable de operaciones, el general canadiense Charles Buchard.

La alianza bombardeo igualmente vehículos con armamento pesado de y búnkers de almacenamiento de munición, además de un tramo de la carretera entre Ajdabiya y Brega para cortar el suministro a las tropas de Trípoli.

Poco después de la operación aérea internacional, decenas de cadáveres de gadafistas yacían en la puerta oeste de Ajdabiya y en la carretera que la une a Brega, según informó a Efe desde ese lugar el médico Ahmed Inasi, uno de los pocos que permanecía aún hoy en el hospital de la ciudad asediada.

El centro sanitario tuvo que ser evacuado el sábado de personal y protección rebelde, después de que las fuerzas del régimen atacasen con fuego de mortero, cohetes Katiusha y misiles Grad el oeste de la localidad y penetrasen después en ella entre el tableteo de las ráfagas de ametralladora, según constató Efe desde el hospital.

Sólo algunos médicos -los últimos siempre en marcharse con un serio riesgo para su propia vida- se quedaron en el hospital para poder atender a los heridos, uno de ellos plantado en la puerta del edificio con su bata azul y un fusil kalashnikov entre las manos.

El doctor Inasi dijo hoy a Efe que los soldados y mercenarios del líder libio, Muamar el Gadafi, se vieron obligados a abandonar la ciudad de forma apresurada tras el ataque de las fuerzas aliadas, el primero de tal fuerza destructora sobre las tropas del régimen desde que éstas asediaron Bengasi hace tres semanas.

En la puerta oeste de Ajdabiya, así como en los primeros kilómetros en dirección a Brega el paisaje esta tarde era dantesco -según el facultativo- con decenas de soldados gadafistas carbonizados, mutilados o destrozados y al menos quince vehículos todoterreno con armas pesadas y totalmente calcinados.

Las tropas y los francotiradores que desde el sábado habían entrado en algunas partes de la estratégica ciudad, a 160 kilómetros al suroeste de Bengasi, huyeron a toda prisa tras los ataques aéreos de la alianza.

Sólo un francotirador de nacionalidad tunecina se quedó apostado en lo alto de una escuela y fue conminado a rendirse por las fuerzas rebeldes, explicó Inasi.

El tunecino se negó a hacerlo y se disparó un tiro en el cuello con su fusil kalashnikov, tras lo que fue evacuado gravemente herido, pero aún con vida, al hospital de Bengasi.

El centro sanitario de Ajdabiya carece de instrumental quirúrgico y equipos para operar ya que los gadafistas lo saquearon la única vez que lograron tomar la ciudad, poco antes de que comenzase la intervención aliada hace tres semanas.

Justo antes del ataque aéreo de la OTAN, la estratégica localidad era escenario todavía esta mañana de duros combates cuerpo a cuerpo entre las fuerzas rebeldes y las del régimen, indicaron a Efe combatientes llegados hoy desde el frente a Bengasi.

Los médicos del hospital de Ajdabiya habían recibido hasta entonces 21 cadáveres, diez de ellos insurgentes y once gadafistas, entre éstos uno con documentación argelina, precisó el doctor Inasi y afirmó que todos ellos habían sido trasladados a la capital de los sublevados.

Los portavoces rebeldes afirman a menudo que entre las huestes del régimen hay multitud de mercenarios de países subsaharianos y, aunque en menor medida, también han hablado en alguna ocasión de argelinos.

En caso de establecerse definitivamente la procedencia argelina del caído hoy, sería la primera víctima mortal en el conflicto libio de un ciudadano de su país vecino occidental más poderoso.