La activista saharaui Aminatu Haidar, que permanece en huelga de hambre en el aeropuerto de Lanzarote tras su expulsión de Marruecos, entró hasta en seis ocasiones en El Aaiún sin identificarse como ciudadana marroquí en el control de pasaportes del aeropuerto, según informaron fuentes diplomáticas. Además, en una ocasión se definió como ciudadana saharaui y pudo entrar en el Sáhara Occidental sin complicaciones.

Amnistía Internacional asegura que la activista Haidar viaja con frecuencia y cada vez que regresa a El Aaiún dejaba en blanco la casilla correspondiente a la nacionalidad en la tarjeta que todo ciudadano marroquí debe rellenar al entrar en el territorio administrado por el reino alauí y eran los funcionarios quienes lo rellenaban por ella.

De este modo, Haidar lleva desde 2006 cumplimentando de este modo las tarjetas, sin identificarse como ciudadana marroquí e indicando que su domicilio se encuentra en el Sáhara Occidental. Incluso en una ocasión, Haidar se definió como ciudadana del Sáhara Occidental y pudo entrar en El Aaiún sin mayores complicaciones, bien porque el funcionario que revisó su ficha no se percató o bien porque hizo la vista gorda, informan fuentes diplomáticas.

Mbarka Bouaida, presidenta de la Comisión de Exteriores, Defensa y Asuntos Islámicos del Congreso admitió la semana pasada en Madrid que durante "dos o tres años" los funcionarios del aeropuerto tenía cierta "laxitud" al no conceder demasiada importancia a que Haidar u otros defensores de la independencia del Sáhara no se definieran como marroquíes en el apartado de la nacionalidad. Incluso, el presidente de la Cámara de los Consejeros (Senado marroquí), Mohamed Cheij Biadillah, admitió que la activista rellenó en ocasiones anteriores la ficha de forma "peculiar".

Todo hace indicar que este cambio de actitud por parte de Marruecos en la entrada de activistas saharauis surge a raíz del discurso pronunciado por el rey Mohamed VI el pasado 6 de noviembre, con motivo del 34º aniversario de la Marcha Verde, en la que dio órdenes a "todas las autoridades públicas" de que redoblaran la vigilancia ante cualquier "atentado contra la soberanía nacional" y fueran "intransigentes" a la hora de preservar la seguridad, la estabilidad y el orden público.

"Atrás quedó la era de la ambigüedad de posiciones y de elusión de obligaciones. La persona ha de elegir abiertamente entre ser patriota o traidor, pues no existe una posición intermedia entre el patriotismo y la traición, como tampoco se puede seguir disfrutando de los derechos de la ciudadanía, a la vez que se reniega de ella, conspirando contra los enemigos de la patria", continuó el monarca marroquí.

Este pronunciamiento se produjo después de la detención de siete destacados activistas saharauis a su llegada al aeropuerto de Casablanca después de haber visitado los campos de refugiados de Tinduf, en Argelia. Rabat les acusa de haberse puesto "en contacto con partes hostiles a Marruecos" y Amnistía Internacional ha advertido que, si se les declara culpables, podrían ser condenados a muerte.