Un auténtico éxito. Así de rotundo valora Jorge Dezcallar, embajador de España en Washington, el histórico encuentro del pasado martes entre el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y su homólogo estadounidense, Barack Obama. “Se aprovechó bien el tiempo”, añade el diplomático, quien subraya la “mucha sintonía” que existe entre ambos mandatarios. Una química necesaria para hacer borrón y cuenta nueva en las relaciones bilaterales entre ambos países tras varios años de tensión y distanciamiento

-¿Cómo valora el encuentro entre el presidente del Gobierno español y el de EE UU?

-Muy positivamente, sin ninguna duda. Visualiza de forma muy clara la normalización plena de la relación bilateral.

-¿Qué aspectos destacaría de la reunión?

-Destacaría tanto la forma como el contenido. En cuanto a la primera, el presidente Obama ofreció un almuerzo al presidente español y esto es un tratamiento que hasta ahora sólo había otorgado en Europa al Reino Unido, Francia y Alemania. En cuanto al contenido, comprenderá que sea más reservado, pero le aseguro que se aprovechó muy bien el tiempo y se pasaron mensajes importantes entre ambos interlocutores.

-¿Cómo se preparó desde la embajada en Washington esta visita?

-Bueno. Una visita de este tipo exige una preparación muy cuidadosa por parte de la embajada. Hay que cuidar no sólo los aspectos protocolarios sino también --y de forma muy especial-- los temas de fondo. En particular, la agenda de los asuntos que van a ser objeto de discusión entre los dos mandatarios.

-¿En qué aspectos se incidió fundamentalmente?

-Aquí me permitirá que sea discreto pues obviamente no puedo desvelar el contenido de las conversaciones. Aunque creo que no traiciono ningún secreto si le digo que los temas de seguridad en sentido amplio y los económicos fueron predominantes.

-¿Hubo conversaciones previas al encuentro con Obama entre el embajador y el presidente? ¿De qué carácter fueron: conocimiento de protocolo, asesoramiento técnico o político...?

-Naturalmente. Tuve ocasión de explicarle al presidente antes de la reunión cuáles eran los asuntos que más interesaban al presidente Obama y cuáles serían previsiblemente sus peticiones. Me alegra decir que no me equivoqué.

-¿Cuál es el papel de un embajador en una cumbre de máximo nivel?

-Yo diría que trabajar a fondo todos los asuntos relacionados con la preparación de la reunión, tanto en sus aspectos de forma como de fondo. Desde las cuestiones de logística y protocolo hasta las de agenda, como ya he dicho antes. Además, hubo otros contactos en torno a la reunión con Obama que también se prepararon desde la embajada, como fue en este caso un encuentro con la speaker del Congreso, Nancy Pelosi, un saludo del presidente al personal de la embajada y una visita a la National Gallery of Art, donde se halla la exposición The Art of Power, con armaduras, cuadros y tapices del Patrimonio Nacional. Asimismo, hay que ocuparse de aspectos logísticos como permisos de sobrevuelos, permisos para portar armas por parte de los escoltas, caravanas de coches, alojamiento, coordinación con el Servicio Secreto, relación con los medios de comunicación, etcétera. Naturalmente, es un trabajo laborioso y en el que hay que cuidar muchos detalles y en el que el embajador cuenta con el apoyo del personal de la embajada: consejeros políticos, comerciales, responsables de prensa, militares...

-De la entrevista trascendió, sobre todo, lo relativo a temas políticos, ¿quedaron relegados los económicos?

-En modo alguno. El que hayan trascendido más los asuntos políticos no quiere decir que no se trataran en extensión y con profundidad los económicos. Sin entrar en detalles, y como dijo el presidente Obama en la rueda de prensa, España es líder en tecnología de energías renovables, transportes, infraestructuras, gestión bancaria... Y en el primer trimestre de este año hemos sido el tercer inversor en EE UU, mientras que los norteamericanos son el primer inversor extranjero en España. Queremos consolidar y ampliar estos flujos y contribuir así a la recuperación de la economía y a la creación de puestos de trabajo en ambos países.

-¿Existió sintonía política y personal entre ambos líderes?

-¡Mucha! Obama y Rodríguez Zapatero se han visto ya varias veces y es innegable que la química pasa bien entre ellos. Todo el mundo pudo observarlo en su comparecencia conjunta en el Despacho Oval de la Casa Blanca. La política exterior se mueve por intereses pero es innegable que una buena sintonía personal entre los líderes nunca viene mal.

-¿Se abordaron temas en los que surgieran discrepancias?

-No. Y eso es también parte de la labor de un embajador. Siempre que es posible las cosas se arreglan antes y se solucionan a otros niveles. En este caso no ha habido ninguna discrepancia, aunque no hubiera tampoco absoluto acuerdo en todos los temas que se trataron durante la reunión. Pero eso a mí me parece normal en un marco de relaciones intensas como las que tenemos con Estados Unidos. No existen problemas con el Reino de Tonga, pero es normal que haya algún desacuerdo puntual con Francia o Estados Unidos, que son países con los que ponemos muchos asuntos encima de la mesa todos los días. En todo caso, no son cuestiones importantes.

-Éste era un encuentro muy esperado por Rodríguez Zapatero. ¿Hubo nervios?

-No, no hubo nervios. ¿Por qué iba a haberlos? Somos dos países amigos y aliados, compartimos los mismos valores y vemos las cosas desde puntos de vista no siempre idénticos pero sí similares.

-Tras la reunión se celebró un almuerzo. ¿Se trataron temas políticos o en un ambiente más distendido el contacto fue más personal?

-No es exacto. La reunión se celebró durante el almuerzo en el que participaron los dos presidentes y un reducido grupo de personas --entre los que yo me encontraba-- por cada parte. La reunión almuerzo tuvo lugar en el Cabinet Room de la Casa Blanca y fue auténticamente de trabajo pues se aprovechó cada momento del mismo en una conversación densa y de mucho contenido.

--¿Qué grado de satisfacción tiene el embajador tras la visita de Zapatero a Washington?

-Alto. El equipo de esta embajada ha trabajado mucho, pero eso no importa cuando las cosas salen bien y en esta ocasión ha sido así. Me consta que los equipos de Moncloa y de Santa Cruz salieron contentos y sé que también lo están los responsables americanos porque me han dicho que en la Casa Blanca han quedado muy satisfechos con esta visita.