Los siete pueblos indonesios, con unos 225 vecinos, que quedaron sepultados tras el seísmo de 7,6 grados en la escala de Richter que sacudió Sumatra en septiembre pasado fueron declarados hoy oficialmente fosas comunes.

El gobierno del distrito de Padang-Pariaman tomó la decisión después de consultar con los familiares de los desaparecidos y ante la imposibilidad de recuperar los cadáveres tras más de una semana de trabajo de los equipos de rescate.

"Ha habido un acuerdo para detener la búsqueda de víctimas sepultadas por los corrimientos de tierras que provocó el seísmo", aseguró el jefe de policía del distrito, Uden Kusumawijaya.

Pasadas dos semanas, los esfuerzos de las autoridades indonesias, las agencias internacionales y las organizaciones no gubernamentales se concentran en la asistencia humanitaria a los supervivientes.

La Cruz Roja calcula que el balance total de fallecidos ascenderá a unas 3.000 personas, de las que por el momento sólo se ha recuperado a un millar de entre los escombros, además de 450.000 personas sin hogar.

Indonesia se asienta sobre el "Anillo de Fuego del Pacífico', una zona de gran actividad sísmica y volcánica que sufre unos 7.000 terremotos al año, la mayoría moderados.

En diciembre del 2004, un fuerte terremoto sacudió Sumatra y generó un tsunami que sembró la destrucción en una docena de naciones costeras del Océano Indico y causó la muerte a más de 226.000 personas.