"Ya es tarde para una intervención militar de España. Ahora la única solución posible es pagar", piensa Jesús Dacosta, tripulante del "Alakrana" , que agota los últimos días del descanso de dos meses en su casa natal de Aldán (Cangas). Él es hermano de Secundino Dacosta, uno de los 36 tripulantes que permanecen secuestrados a bordo del atunero vasco por piratas somalíes. Ya se han cumplido ocho días del secuestro del barco, más que los seis del Playa de Bakio, y las familias de los marineros gallegos, de los que en principio se sabe que son ocho, viven con resignación la espera. "Vamos a ver si se soluciona y acaba esta agonía" insiste Jesús, que el día 20 tendría que volver al Índico, con otros marineros, parahacer el relevo a la tripulación del "Alakrana".

Cada día que pasa las familias son más reacias a hablar y muestran más enfado por una situación que para algunos tendría solución si se actuara como Francia. Así, un familiar recuerda que el país galo liberó hace poco a un velero de lujo secuestrado por piratas somalíes y lo hizo en una operación militar, si bien dicha intervención acabó con la vida de uno de los rehenes. En el rescate también fallecieron dos de los cinco piratas y el resto fueron detenidos. "Hay que actuar como Francia que no se sabe que hace con los piratas", dice con malestar un familiar gallego.

Secundino Dacosta, padre del marinero cangués secuestrado, se lamenta de la incertidumbre. "No sé cómo estará mi hijo, preocupado, como todos", dice este marinero jubilado que recorrió también medio mundo en barcos de altura. Secundino intenta recuperar la vida normal, incluso no perderse los partidos de su Rápido Bahía, en Aldán, como hizo este pasado domingo.

En la comarca del Val Miñor, los familiares se debaten entre el desánimo y la esperanza de ver resuelta cuanto antes una situación, que todos coinciden en que ya dura demasiado.

Manuel García Gómez, padre de uno de los miembros de la tripulación del atunero natural del municipio de Santa María de Oia, se mostraba ayer cansado, sin ganas de responder a las preguntas que tantas veces se ha hecho a sí mismo y para las que sólo encuentra una respuesta: "que esta situación termine, para bien, cuanto antes".

También a Silvia Albés, mujer del marinero gondomareño Pablo Costas, le resulta complicado mantener la calma y no ceder a la ansiedad de ver la pesadilla resuelta. "No sabemos nada nuevo", recordaba ayer, "sólo que se encuentran bien y que las negociaciones con los piratas avanzan". Dice comprender el "secreto" que las autoridades mantienen en torno al proceso de liberación. Entiende que "es información confidencial y yo confío en que se están haciendo bien las cosas". Silvia Albés asegura que el contacto con la empresa armadora es "diario" y también con el secretario general del Mar del Gobierno español, Juan Carlos Martín Fragueiro.

Explica que en este tiempo ha mantenido contacto también con los marineros del Playa de Bakio. "Cuentan que lo pasaron mal y eso te mantiene preocupada, pero en ellos también encuentras la esperanza de que este caso se resuelva de la misma manera que el suyo; sólo esperamos que sea cuanto antes", apunta.: "Sé que lo de pagar o no el rescate es algo que no se puede decir abiertamente". De todas formas, considera que los marineros secuestrados lo estarán pasando peor que nadie.