Irlanda ratificó en referéndum el Tratado de Lisboa, trascendental para el futuro de Europa, por una mayoría del 67,1 por ciento, según confirmó hoy la Comisión del plebiscito.

Según datos oficiales, los votos negativos alcanzaron el 32,9 por ciento y el participación llegó hasta el 58 por ciento, cinco puntos más que en la consulta de 2008, cuando el texto comunitario fue rechazado por el 53,4 por ciento de los votantes.

Siete años antes, los irlandeses ya se opusieron en un referéndum al Tratado de Niza, aunque lo acabaron aprobando en una segunda consulta popular un año después con casi un 63 por ciento de sufragios a favor.

Los resultados finales de las 43 circunscripciones del país reflejan un espectacular giro en la intención de voto del electorado, con un incremento del 20 por ciento en el bando del "sí" respecto a 2008.

Sólo dos distritos electorales, ambos en el remoto condado noroccidental de Donegal, dieron la espalda al Tratado, clave para la reforma de una Unión Europea (UE) ampliada,

En otras circunscripciones, como la de Dublin-Sur o Dun Laoghaire, el apoyo hacia el documento llegó hasta el 82 y 81 por ciento, respectivamente.

Según los expertos, este significativo aumento en los porcentajes de la campaña del "sí" estuvo propiciado, entre otros factores, por la alta participación y por la intensa campaña del Gobierno y todos los partidos con representación parlamentaria, excepto el Sinn Fein.

El ministro irlandés de Asuntos Exteriores, Michéal Martin, también atribuyo el éxito al cambio de estrategia de los políticos, tanto en Dublín como en Bruselas, para comunicarse con la ciudadanía y explicar el complejo contenido de un documento comunitario.

En este sentido, dijo, los irlandeses acudieron a las urnas sabiendo esta vez que el Tratado de Lisboa no pone en peligro la independencia del país para legislar asuntos como el aborto o el divorcio, para mantener su política fiscal y para salvaguardar su tradicional neutralidad.