En una rueda de prensa en la ciudad de Rawalpindi, retransmitida en directo por las televisiones paquistaníes, el portavoz del Ejército, Athar Abbas, confirmó que las tropas han causado la muerte de ocho talibanes en dos demarcaciones, aunque aclaró que el número real de bajas es mucho mayor.

La operación en Buner, distrito apenas a cien kilómetros de Islamabad que los talibanes habían ocupado, "está progresando bien" y las tropas siguen ganando terreno a los insurgentes, después de que ayer tomaran la capital del distrito, Daggar.

"Supuestos insurgentes han sido atacados con todos los recursos disponibles. Hemos causado muchas bajas pero todavía es difícil determinar el número", insistió Abbas, quien sólo confirmó la muerte de cuatro integristas más en este distrito, después de que ayer informara del fallecimiento de otros 50.

La ofensiva se está desarrollando con "cautela" para "evitar daños colaterales", pero las fuerzas de seguridad se están enfrentando a un gran número de explosivos colocados en las carreteras, según Abbas.

Las tropas han destruido cuatro vehículos preparados para atentados suicidas por los insurgentes, que aún controlan varias áreas y han tomado algunas comisarías, entre ellas la de Pir Baba, en la que mantienen a 52 miembros de las fuerzas de seguridad como rehenes.

También hubo muertos en Dir, demarcación al oeste de Swat en la que el Ejército había dado por completada su ofensiva.

Cuatro insurgentes perdieron la vida anoche en choques con las fuerzas de seguridad mientras patrullaban por Dir, detalló Abbas.

Desde el comienzo de las operaciones en estas demarcaciones, a las que los talibanes avanzaron desde Swat, el Ejército dice haber acabado con la vida de más de 130 insurgentes.

El portavoz militar acusó a los talibanes de Swat de violar el acuerdo de paz que alcanzaron en febrero con el Gobierno de la Provincia de la Frontera del Noroeste (NWFP) y que supone la aplicación de la "sharía" (ley islámica) en varios distritos septentrionales -entre ellos Dir, Buner y Swat- a cambio de la pacificación del valle, en conflicto desde el verano de 2007.

Pero los insurgentes continúan secuestrando a miembros de las fuerzas de seguridad, asesinando a policías y civiles, así como ocupando comisarías y propiedades a pesar de la tregua declarada, lamentó Abbas.

"Estamos teniendo mucha paciencia. Queremos la paz en el valle y evitar un baño de sangre", aseguró Abbas, quien instó a los integristas a respetar el acuerdo.

Por el momento, el grupo islamista liderado por el clérigo radical Sufi Mohamed, que actúa como mediador, no ha retomado el diálogo con las autoridades, suspendido en protesta por las ofensivas militares en marcha.

Hoy el Ejecutivo de la NWFP aseguró que ya ha completado el plan para la instauración de los jueces y tribunales islámicos en la región.