Las tropas militares y de la guardia de fronteras avanzaron posiciones desde el norte de la demarcación y aseguraron la capital, Daggar, mientras que en otras zonas como Malander y Ambala, a las que llegaron desde el flanco sureño, se enzarzaron en intensos combates con los insurgentes, según el portavoz del Ejército, Athar Abbas.

En una rueda de prensa en la ciudad de Rawalpindi, Abbas aseguró que la bautizada como "Operación Tormenta Negra" en Buner, a apenas 100 kilómetros de Islamabad, está siendo exitosa, y detalló que helicópteros y aviones militares han llevado a cabo bombardeos que han acabado con la vida de 50 integristas, además de destruir dos campamentos con armas.

Desde que ayer se iniciara la ofensiva militar, un miembro de las fuerzas de seguridad ha muerto y otros tres han resultado heridos en diversos choques.

También ha sufrido heridas por "fuego cruzado" un periodista de la cadena "Al Yazira", aunque se halla en condición estable, según Abbas.

A pesar de los avances descritos, el portavoz reconoció que los talibanes mantienen como rehenes a 52 miembros de las fuerzas de seguridad en el área de Pir Baba.

El episodio tuvo lugar anoche, cuando un grupo de integristas tomó una comisaría y secuestró a 70 miembros de la guardia de fronteras y de la Policía.

"Hemos conseguido liberar a 18 de ellos", informó hoy el portavoz.

Abbas hizo también un llamamiento a la prensa para que no difunda información que pueda afectar al desarrollo de la ofensiva, que se alargará al menos durante una semana más.

La operación se inició ayer después de que el mismo Abbas admitiera que la retirada de esta montañosa zona anunciada por los talibanes días atrás no se correspondía con los hechos.

Ayer el Ejército explicó que entre 450 y 500 integristas aún permanecían en diferentes zonas de Buner, donde habían construido búnkeres y trincheras alrededor de las carreteras, así como reclutado a nuevos insurgentes desde que a comienzos de abril se adentraran en la zona procedentes del conflictivo valle de Swat.

El avance talibán a este distrito llegó tras la firma de un controvertido acuerdo en febrero entre las autoridades regionales y los integristas de Swat.

El pacto, respaldado recientemente por el Parlamento nacional y rubricado por el presidente, Asif Alí Zardari, supone la aplicación de la "sharía" (ley islámica) en la división regional de Malakand, que incluye a Buner y al propio Swat, una vez que se pacifique el valle, en conflicto desde el verano de 2007.

Pero el avance talibán en Buner y Dir, al oeste de Swat, suscitó fuerte preocupación tanto en la clase política paquistaní como en la comunidad internacional, con EEUU a la cabeza, y ha puesto en tela de juicio el acuerdo, que aún sigue en pie a pesar de que el diálogo entre ambas partes se ha suspendido.

La reacción del Ejército, sin embargo, ha sido bien acogida en Washington.

"Creemos que las operaciones militares que están en marcha en los distritos de Buner y Dir son exactamente la respuesta apropiada a las ofensivas de los talibanes", declaró hoy el portavoz del Departamento de Estado estadounidense, Robert Wood.

Aunque Abbas aseguró hoy que el Ejército dedicará el "máximo esfuerzo para evitar daños colaterales", las operaciones militares causan recelo en ciertos sectores de la sociedad por el daño que infligen a la población civil.

"Los primeros días de operaciones han causado más sufrimiento a la población civil, incluido un número (indeterminado) de bajas debido a la elección de las tácticas y el armamento", denunció hoy en un comunicado la presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de Pakistán, Asma Jahangir.

Jahangir instó al Gobierno a garantizar la seguridad de los ciudadanos, 30.000 de los cuales han tenido que abandonar sus hogares en el distrito Dir, de acuerdo con estimaciones de varias ONG que aún no cuentan con confirmación oficial.

"Tenemos suficientes tropas -dijo hoy Abbas-. No es un problema de número, sino de tecnología. Si conseguimos más eficiencia salvaremos más vidas".

El Ejército dio ayer por acabada la ofensiva en Dir, que causó la muerte de 75 insurgentes desde el pasado domingo.