Praga se suma así a Israel, Estados Unidos, Italia, Australia, Canadá, Polonia, Alemania, Holanda y Nueva Zelanda, países que se han negado a participar en la Conferencia por considerar que se iba a convertir en un foro antisemita.

Las polémicas palabras pronunciadas ayer en la jornada inaugural por el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, quien calificó a Israel de racista, provocaron que los embajadores europeos salieran de la reunión.

Por este motivo, la República Checa, según su embajador, ha decidido abandonar el evento, "porque el discurso de ayer fue la gota que colmó el vaso", aseguró a los periodistas Husák.

La Unión Europea debatió hasta el último momento su participación en la Conferencia y, en una reunión en Bruselas el domingo por la noche, se decidió sin consenso -Italia, Alemania, Polonia y Holanda boicoteaban la reunión- que sí acudirían, aunque no aceptarían "ninguna provocación".

Los embajadores europeos consideraron una provocación las palabras de Ahmadineyad y por ello ayer abandonaron la sala donde el presidente iraní pronunciaba su discurso.

La Conferencia podría aprobar el documento oficial entre hoy y mañana, como anunció ayer la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, Navi Pillay, y como quieren algunas delegaciones, como la latinoamericana, que temen que se reabra la discusión sobre un documento alcanzado por consenso, después de muchas negociaciones.

El documento no hace ninguna mención ni a Israel, ni a los territorios ocupados, y sí que hace referencia explícita al Holocausto y a la necesidad de no olvidarlo.

Asimismo, no incluye el concepto de "difamación de religiones", que apoyaban algunos países árabes y que fue excluido porque los occidentales temían que pudieran afectar a la libertad de expresión.

Pillay agradeció públicamente a la delegación palestina y a la Organización de la Conferencia Islámica haber renunciado a presupuestos que les eran cruciales en aras a alcanzar el consenso.