"Si nosotros perdemos, vosotros perdéis. Si nosotros perdemos, el mundo pierde", apuntó Zardari durante el encuentro, en el que participan representantes de 40 países y organismos y con el que el Gobierno nipón espera compromisos de al menos 4.000 millones de dólares para los próximos dos años.

Estados Unidos ya ha anunciado su intención de proveer apoyo económico a Pakistán por mil millones de dólares y otro tanto ha sido comprometido por Japón para ese período de tiempo.

El presidente paquistaní insistió en que su país, una potencia nuclear con una población de 170 millones de personas, está decidido a asumir el "el tremendo reto" que supone la inestabilidad en la frontera con Afganistán y aseguró que no pueden fracasar.

"Estamos dispuestos a luchar pese a que perdí a la madre de mis hijos", apuntó el viudo de Benazir Bhutto en la conferencia.

A los reunidos, el primer ministro japonés, Taro Aso, les pidió hoy "una solidaridad global" con Pakistán para ayudar a superar sus dificultades económicas y fortalecer las medidas antiterroristas como país en primera línea de la lucha antiterrorista.

"Sin estabilidad en Pakistán, no puede haber un Afganistán estable, y viceversa", apuntó Taro Aso.

El ministro iraní de Exteriores, Manouchehr Mottaki, también señaló que la estabilidad de Pakistán es clave y que un apoyo económico firme para ese país "sería una asistencia para todos nosotros, destinada a evitar la expansión del extremismo".

Japón y el Banco Mundial, que han impulsado esta cumbre, creen que se podrían conseguir alrededor de 4.000 millones dólares para estabilizar el Gobierno paquistaní y continuar con las reformas económicas en el país musulmán.

Las ayudas económicas tienen como objetivo reforzar las políticas antiterroristas de Pakistán e impulsar nuevas reformas económicas que ayuden a reducir la pobreza, especialmente en las regiones fronterizas.

Según el ministro paquistaní de Exteriores, Shah Mahmood Qureshi, el logro de esos 4.000 millones de dólares les permitiría ahora estabilizar la situación económica y cubrir el hueco presupuestario más inminente.

A finales de año la economía de Pakistán se hallaba cerca de la bancarrota y en noviembre el Fondo Monetario Internacional (FMI) aprobó un préstamo contingente de 7.600 millones de dólares.