Todas las personas desaparecidas por los derrumbes causados por el terremoto en Italia han sido encontradas ya, la mayoría muertas, por lo que, según los bomberos, no se buscan cadáveres, aunque se prestará atención durante la retirada de escombros por si aparece alguno.

Los bomberos, según dijeron a los medios locales, no creen que debajo de los escombros pueda haber, siete días después del terremoto, personas vivas, ya que consideran que más de cinco días no resiste un cuerpo humano.

Con esas premisas, el número de muertos por el terremoto de 5,8 grados que sacudió la región central de los Abruzos, y especialmente su capital, L’Aquila, es de 294, después de que el sábado se recuperaran los cuerpos de dos mujeres, una anciana y otra de 44 años, y el de un joven de 17 años, hijo de la mujer más joven, y de la muerte, ayer en un hospital de Téramo de un hombre de 59 años.

De entre los escombros también fueron recuperados en estos días con vida un total de 150 personas, la última la joven Eleonora Calesini, sacada de entre los cascotes el pasado miércoles, 42 horas después de quedar sepultada.

La joven se debate entre la vida y la muerte en un hospital de Teramo, localidad cercana a L’Aquila.

Una vez que todo parece indicar que ya no hay más fallecidos, se ha comenzado a investigar, por orden de la Fiscalía de L’Aquila, a qué se ha debido tantos derrumbes y si ello fue causado por una mala construcción, en la que no se respetó la normativa antisísmica.

Los damnificados, mientras tanto, celebraron ayer el Domingo de Pascua en las 32 “tendopolis”, campamentos con tiendas de campaña, levantados en diferentes zonas de L’Aquila.

El presidente del Gobierno, Silvio Berlusconi, y el presidente de la Cámara de Diputados acudieron a L’Aquila para pasar la jornada con los vecinos, a los que el primer ministro aseguró que “sacará cuanto antes de las tendopolis” y anunció que la reconstrucción comenzará inmediatamente.