"Prácticamente hemos acordado restaurar los contratos que fueron concertados por las compañías rusas e iraquíes antes de la guerra.

Estas es la tarea que ha sido planteada, y creo que supone un gran avance", dijo a la prensa tras la reunión de Putin y Al Maliki.

Putin subrayó en rueda de prensa que las conversaciones se centraron en la cooperación en el sector del petróleo y el gas, en la que ambos países acumularon "décadas de experiencia", y Al Maliki invitó a las compañías rusas a volver a invertir y trabajar en Irak.

"Estamos seguros de que las compañías rusas pueden volver a ser nuestros importantes socios en la etapa actual (...) Rusia debe ser un importante factor y desempeñar un papel de peso en la edificación del nuevo Irak y en su reconstrucción económica", señaló Al Maliki.

Los primeros ministros anunciaron que una comisión bilateral intergubernamental se reunirá pronto en Bagdad para trazar los proyectos prioritarios de cooperación entre ambos países.

Shmatkó agregó que una de las tareas de esta comisión será "hacer un inventario de los viejos contratos para darles una segunda vida", en alusión a los acuerdos para extraer crudo y gas en Irak firmados por compañías rusas aún con el Gobierno de Sadam Husein.

Pero el ministro subrayó que las compañías rusas ya no disfrutarán de la situación privilegiada con la que contaron en tiempos de Husein y tendrán que competir en condiciones de igualdad con las empresas de otros países.

"Nos declararon con claridad que las compañías rusas participarán (en los proyectos iraquíes) en las mismas condiciones que los demás.

La dirección iraquí también nos aseguró que no dará preferencia a otras compañías ante las rusas", dijo, según la agencia RIA-Nóvosti.

Rusia era uno de los pocos países que mantenía una relación privilegiada con el régimen de Husein, lo que no fue bien visto por las nuevas autoridades iraquíes apoyadas por Estados Unidos.

Esto llevó a la congelación de los lucrativos contratos suscritos por las petroleras rusas, víctimas de la negativa de Rusia a respaldar la guerra en Irak en el Consejo de Seguridad de la ONU.

Al tiempo, Shmatkó no reveló si la petrolera privada rusa Lukoil podrá recuperar el lucrativo contrato para explotar el yacimiento Qurna-2 Oeste, cuyas reservas rondan los 15.000 millones de barriles de crudo y más de 56.000 millones de metros cúbicos de gas natural.

Durante las conversaciones, Al Maliki destacó los cambios democráticos en su país y su deseo de cooperar con todo el mundo, y Putin afirmó que "la estabilización en Irak alimenta la confianza internacional en él como socio fiable y con buenas perspectivas".

Putin destacó las "tendencias de cambios positivos" que se observan en Irak y agregó que la elaboración del calendario de retirada de las tropas extranjeras de ese país permite a su Gobierno incrementar sus esfuerzos por conseguir la reconciliación nacional.

"Nuestros países tienen un buen historial de relaciones. Rusia está interesada en que Irak se reconstruya y sea un país próspero, fuerte e independiente, un Estado soberano e indivisible", manifestó el jefe del Gobierno y ex presidente ruso.

Al Maliki aseveró que su Gobierno desea "continuar el dialogo" con Rusia y "empezar a concordar los aspectos técnicos y a plasmar en la vida las ideas que fortalezcan la cooperación bilateral".

"Las compañías rusas poseen una gran experiencia de cooperación con nuestro país. Algunas ya trabajan (en Irak), pero estamos interesados en que esa participación vaya en aumento", aseguró el primer ministro.

En las negociaciones de Putin y Al Maliki, además de responsables de Asuntos Exteriores y Energía, participaron los ministros de Defensa de ambos países, el ruso Anatoli Serdiukov y el iraquí Abdel Qader al Obeidi.

Putin explicó al respecto que Irak ha expresado su interés en reanudar asimismo la cooperación militar con Rusia, se mostró seguro de la posibilidad de "restablecer esa colaboración en pleno volumen" y precisó que las partes ya mantuvieron los primeros contactos.