La Comisión Independiente de Quejas de la Policía británica, el organismo regulador de las fuerzas de seguridad británicas, ordenó ayer realizar una segunda autopsia del hombre que falleció por un infarto en las protestas previas a la cumbre del G-20, después de que trascendiese que minutos antes había sido atacado por agentes, y confirmó que personal propio se encargará de la investigación criminal del caso en sustitución de la división policial de la City de Londres, a la que en principio había encargado las pesquisas. De esta manera, la IPCC nombrará sus propios investigadores para esclarecer si la reacción de los oficiales, que interceptaron a Ian Tomlinson, de 47 años, cuando regresaba a casa, fue el desencadenante del infarto que acabó con su vida minutos después en la avenida Cornhill del distrito de la capital británica.