"El caos económico y financiero está dañando el tejido de nuestras sociedades: hay gente sin trabajo, hambrienta, furiosa.

Culpan al otro, buscan chivos expiatorios en otras creencias, en otras comunidades, algo que es sumamente peligroso", advirtió el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon.

"Quienes son culpados injustamente, tienen posibilidad de ser castigados injustamente. Ya ha ocurrido antes", insistió Ban durante su discurso inaugural del foro, basado en una iniciativa del presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, en 2004, copatrocinada por Turquía y asumida como propia por Naciones Unidas.

"A menudo la ONU tiene que apagar los incendios, pero, a través de la Alianza de Civilizaciones, podemos apagar las primeras llamas antes de que se extiendan, porque ninguna operación de cascos azules podrá traer una paz duradera si las comunidades no muestran su voluntad (de diálogo)", añadió el más alto funcionario de la ONU.

Por su parte, Zapatero se mostró confiado en que la Alianza de Civilizaciones contribuirá a un siglo XXI que despierte "más esperanzas que resignaciones", al ser ya "la casa común del respeto", basada en los principios fundacionales de las Naciones Unidas y que cobra fuerza en la primera década del nuevo siglo.

Tras un siglo XX con dos guerras mundiales y millones de vidas inocentes perdidas por el fanatismo, la intolerancia y el odio, "sabemos ahora que, si se hacen las cosas bien y unidos, tenemos la capacidad de vivir un siglo XXI distinto, de paz y de convivencia", dijo el jefe del gobierno español.

Pero también para el presidente de la Alianza de Civilizaciones, Jorge Sampaio, estos objetivos pueden peligrar por la crisis económica, puesto que ésta "se ceba en los más vulnerables", que por ello pueden caer en la "desesperanza" y la "radicalización".

"No debemos olvidar lo que llevó a la Segunda Guerra Mundial, ni el papel desempeñado por los nacionalismos y el proteccionismo en la formación de los regímenes fascistas", advirtió Sampaio.

Por su parte, el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, opinó que "los pequeños pasos que podamos dar ahora serán grandes saltos para el futuro", al tiempo que advirtió de que el terrorismo "es un problema de toda la humanidad".

El próximo secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, se refirió a la llamada crisis de las caricaturas de Mahoma y dijo que "la libertad de expresión es una condición sine qua non para el diálogo", aunque se mostró partidario de que sea ejercida en modo que no ofenda la sensibilidad de otras creencias.

Además, avanzó que durante su mandato, la Alianza Atlántica estrechará los lazos con el mundo musulmán, una afirmación que el secretario general de la Organización de la Conferencia Islámica, Ekmeleddin Ihsanoglu, acogió con evidente satisfacción y para la que ofreció el apoyo de su organización.

Ihsanoglu opinó que las tensiones entre Occidente y el mundo islámico tienen que ver con los problemas entre el Cristianismo y el Islam y por ello propuso "una reconciliación histórica" entre estas dos religiones, tomando como ejemplo la reconciliación entre el Cristianismo y el Judaísmo.

El detalle negativo de la jornada de apertura del II Foro de la Alianza de Civilizaciones lo puso el presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, quien decidió boicotear el evento en protesta por la mejora de relaciones entre Turquía, uno de sus principales aliados, y Armenia, con la que no mantiene relaciones desde el conflicto del Nagorno-Karabaj en 1993.

El II Foro de la Alianza, continuación del primer encuentro celebrado el año pasado en Madrid, busca fomentar el diálogo entre las diversas religiones y culturas con nuevas iniciativas dirigidas a los jóvenes y a los medios de comunicación.

Su tercera edición se celebrará en Brasil en 2010, según confirmó hoy el ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Celso Amorim.