Los radares japoneses, surcoreanos y rusos confirmaron que el proyectil despegó de la base norcoreana de Musudan-ri, en la costa noreste del país, siguiendo la trayectoria prevista y atravesó Japón sin ser interceptado ni causar daños.

Rusia y Corea del Sur aseguraron que el cohete portaba un satélite, tal y como había anunciado Corea del Norte, pero Seúl afirmó que no logró alcanzar la órbita.

Según la agencia norcoreana KNCA, el lanzamiento tuvo lugar a las 11.20 hora local (02.20 GMT) -Japón y Corea del Sur lo colocan diez minutos más tarde- y duró 9 minutos y dos segundos, hasta que el cohete consiguió colocar en trayectoria orbital el satélite de comunicaciones Kwangmyongsong-2.

El Gobierno surcoreano dijo desde un primer momento que creía que el cohete lanzado por Pyongyang llevaría un satélite, aunque a última hora aseguró que parece no haber sido puesto en órbita.

El presidente surcoreano, Lee Myung-bak, se reunió con el Consejo de Seguridad Nacional para responder a la "provocación" norcoreana, criticada por ser un paso más en el desarrollo de su programa de misiles de largo alcance.

Japón, que se encontraba en alerta desde ayer, cuando daba comienzo el margen de cinco días programado por Pyongyang para lanzar su cohete, no interceptó el proyectil tal y como había advertido.

Según Tokio, el cohete cruzó Japón después de haberse desprendido de su primera fase en el Mar del Este (Mar de Japón) y fue detectado por última vez en el Océano Pacífico a 2.100 kilómetros de la costa nipona, donde cayó su segunda fase.

Corea del Sur dijo que el lanzamiento se produjo 15 segundos después de las 11.30 hora local (02.30 GMT) y, según los servicios secretos surcoreanos, se trataba de un "vehículo espacial" y no de un misil militar.

El ministro surcoreano de Defensa, Lee Sang Hee, indicó que, "por lo que sabemos, tanto la primera como la segunda y la tercera fase del cohete cayeron al Océano, por lo que no se ha puesto nada en órbita".

No obstante, los medios surcoreanos aseguraron que el desarrollo de cohetes de Corea del Norte ha alcanzado un gran progreso, ya que ha conseguido superar el alcance de anteriores intentos.

Estados Unidos, Japón y Corea del Sur criticaron el lanzamiento, ya que ayudará al régimen comunista al desarrollo de misiles de largo alcance y por lo tanto supone una violación de la resolución 1718 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

Con este objetivo, los tres países se mostraron de acuerdo en convocar de manera urgente al Consejo de Seguridad, a petición de Japón, para imponer sanciones al régimen norcoreano por incumplir la resolución que le obliga a detener su desarrollo de misiles balísticos.

Los tres aliados también coincidieron en calificar de "provocación" el acto de Corea del Norte mientras China, principal aliado de Pyongyang, pidió que se reaccione con "calma" a este lanzamiento y Rusia pedía "moderación".

El ministro surcoreano de Exteriores, Yu Myung-hwan, criticó duramente la prueba, especialmente por su elevado coste económico.

que podría haberse destinado a paliar la hambruna y la pobreza del pueblo norcoreano.

Según fuentes gubernamentales citadas por la agencia surcoreana Yonhap, el coste de este proyecto espacial podría rondar los 300 millones de dólares (unos 222 millones de euros) y, si Pyongyang sigue adelante con sus proyectos nucleares, el montante se podría multiplicar.

Corea del Norte, en un comunicado oficial, aseguró que cuenta con el apoyo de sus aliados para desarrollar su programa espacial con fines pacíficos y que es un importante logro científico para el país, cuatro días antes de que Kim Jong-il asuma su tercer mandato.

El cohete lanzado hoy se trata del Unha-2, una variante del misil de largo alcance Taepodong-2, y por lo tanto es considerado por los Corea de Sur, EEUU y Japón como un paso más en su desarrollo armamentístico, lo que podría acarrear nuevas sanciones al régimen norcoreano.

A pesar de esto Corea del Sur no cancelará los proyectos de cooperación intercoreana previstos con anterioridad aunque ha puesto a todos sus efectivos militares en máxima alerta, especialmente cerca de la frontera con Corea del Norte.