A finales del siglo XIX,Serafín Alfonsín Feijóo abandonaba la casa paterna de Casaldarnos,en la parroquia de Ribadumia, rumbo a la emigración. Tenía solo quince años, y huía de la pobreza y de la falta de expectativas de futuro. Después de casi un mes de travesía, el barco le dejó en el destino soñado: Argentina.

Probablemente, como cualquier emigrante soñaba con tener un golpe de suerte y hacer fortuna, pero quizás ni se le pasaría por la cabeza la posibilidad de que un nieto suyo acabase convirtiéndose en presidente de un país, y que sería el encargado de pilotar la transición de ese país a la democracia tras superar una sangrienta dictadura. Ese nieto fue Raúl Alfonsín.

El ex presidente de Argentina, fallecido el lunes en su vivienda de Buenos Aires a consecuencia de una neumonía, jamás olvidó la historia de su abuelo ni sus orígenes gallegos. De hecho,cuando ganó las elecciones de 1983 “prometió que durante su primer viaje oficial visitaría Ribadumia, y lo cumplió”, recuerda Benito Vila Tejo, un vecino de esta localidad que conoció en persona a Alfonsín, y que presidió durante una década el Fogar de Ribadumia en Buenos Aires.

En 1984

Esa primera visita oficial se materializó en 1984, y Alfonsín fue recibido por la corporación municipal, que entonces presidía José Ramón Barral, en el campo de fútbol de A Senra. El máximo mandatario argentino había llegado en helicóptero, y tras los actos oficiales en el campo de fútbol utilizó el mismo medio de transporte para desplazarse al lugar de Casaldarnos, la pequeña aldea de agricultores de la que había salido su abuelo y en la que todavía a día de hoy viven algunos familiares suyos.

Para facilitarle el aterrizaje, días antes habían cortado la hierba de una finca próxima a la casa paterna de su abuelo Serafín, pero al aproximarse el helicóptero toda la hierba se arremolinó en el aire, lo que incluso obligó al piloto a ganar altura de repente. Cuentan en Ribadumia que el paso de la comitiva aérea de Alfonsín también le costó un disgusto a más de un vecino que vio como su pajar volaba por los aires.

Pero,salvo los“damnificados” por las aspas de los dos helicópteros oficiales, en 1984 la victoria de Alfonsín en las urnas se vivió como un hecho histórico y llenó de orgullo a los vecinos. Recuerda Benito Vila que muchas personas con el apellido Alfonsín presumían de tener parentesco con aquel hombre -uno de los políticos de moda a nivel mundial en aquel momento-, aún siendo falso.

Y es que los familiares que quedan en Ribadumia de Raúl Alfonsín ya han perdido el apellido. Es el caso de Dolores García Martínez, sobrina nieta del ex presidente que vive en una casa que se levanta sobre el solar en el que estaba la que vio nacer a Serafín en el siglo XIX.

No obstante, el ex presidente aún quiso visitar una vez más la tierra de la que había salido su abuelo y encontrarse con su familia -entre los que se encuentran otros dos sobrinos nietos, Esther y Ernesto Barreiro, descendientes de Antonio,que también se había quedado en Galicia- y en noviembre de 2003, siendo ya un político retirado, fue recibido una vez más por una multitud de vecinos de Ribadumia. En un típico día de invierno, frío y lluvioso, el Concello rindió un nuevo homenaje a Alfonsín y le pusieron su nombre a la calle que pasa por delante del campo de fútbol de A Senra.

Docenas de personas se congregaron ayer por la tarde en esa misma calle para colocar unas flores junto a la placa que se había colocado para conmemorar la visita.Autoridades, como la alcaldesa,Salomé Peña,el presidente de la Diputación,Rafael Louzán, los alcaldes de Meis,Meaño y Cambados...pero también familiares y vecinos que recuerdan con cariño al nieto de Ribadumia. Por ello, el viernes se celebra una misa en la iglesia parroquial de Santa Baia de Ribadumia por el ex presidente