La liberación se inició después de los pertinentes trámites administrativos y de que el Tribunal Supremo rechazase los recursos de última hora presentados por una asociación de víctimas del terrorismo y un consejo de colonos, que pedían la anulación de la medida.

La gran mayoría de los presos (209) son trasladados desde la prisión de Ofer (norte de Jerusalén) hasta el puesto de control militar de Beituniya, en Cisjordania.

Los 18 restantes viajan bajo estrictas medidas de vigilancia de la cárcel de Shikma -al sur de Tel Aviv- hasta el cruce fronterizo de Erez, en el norte de la franja de Gaza.

La liberación de los presos es un gesto de buena voluntad del primer ministro israelí, Ehud Olmert, al presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abás, con motivo de la fiesta musulmana del Sacrificio, que en principio estaba prevista para la semana pasada.

El pasado lunes, Israel justificó el aplazamiento de la excarcelación en que se lo pidió la ANP para que Abás, que se hallaba en La Meca, pudiera estar presente cuando los presos llegasen a Ramala. La ANP ha negado este extremo.

Los palestinos que recobrarán la libertad son, en su inmensa mayoría, simpatizantes de Al Fatah, la facción nacionalista que lidera Abás.

Según el listado, el más antiguo de los presos está en prisión desde 2001, aunque la inmensa mayoría ingresaron entre 2006 y 2007.

Ninguno de ellos ha participado en el asesinato de ciudadanos israelíes, por lo que sus condenas son relativamente cortas, entre cuatro y cinco años, y la que más hasta 2015.

Israel liberó el pasado agosto a otros 198 reclusos palestinos en un intento de impulsar el proceso de paz, bloqueado desde que fueron convocadas elecciones anticipadas en Israel.

En la actualidad, unos 10.000 palestinos se encuentran recluidos en prisiones y centros de detención israelíes.

A ellos pueden unirse los 17 arrestados hoy en una serie de operaciones del Ejército israelí en distintas ciudades de Cisjordania, según fuentes de la seguridad palestina.