"Estamos preocupados por el fracaso en unirse a la marcha de la democracia y de los Derechos Humanos de una cuarentena de países que representan más de un tercio de la humanidad", señalan los Premios Nobel de la Paz.

En una declaración publicada deploran "en particular los continuos abusos de los Derechos Humanos en Birmania y Zimbabue"

Al Gobierno birmano le exigen la liberación de la opositora y Premio Nobel de la Paz en 1991, Aung San Suu Kyi, que lleva detenida 17 años, pero también "un diálogo nacional para restablecer la democracia".

Sobre Zimbabue, en lugar de dirigirse al régimen del presidente, Robert Mugabe, optaron por hacerlo a los Estados de la Comunidad de Desarrollo del Sur de África para que busque "una solución democrática" a los problemas de ese país.

En la declaración, leída por el ex presidente sudafricano, Frederik de Klerk -Premio Nobel de 1993 que compartió con Nelson Mandela- se manifiesta inquietud por la continua violación de los derechos de las mujeres en muchas partes del mundo.

También se pone en evidencia que la extrema pobreza plantea "una seria amenaza" a los Derechos Humanos y deploran el recurso a la tortura y a los tratos degradantes contra los prisioneros.

A ese respecto, apoyan al presidente electo de Estados Unidos, Barack Obama, para que lleve a cabo su promesa de cerrar la prisión de la base de Guantánamo.

Los Nobel se refieren a diversos conflictos internacionales, y en especial a los de Osetia del Sur (con Georgia) Darfur, la República Democrática del Congo, Sri Lanka y, de forma destacada al que desde hace décadas enfrenta a israelíes y palestinos que "es una continua fuente de inestabilidad en la región".

Un punto aparte merece la continuación de la violencia en Colombia, de la que dicen que les causa una "profunda preocupación" y piden la "inmediata liberación" de los rehenes y el establecimiento de negociaciones "entre todas las partes relevantes".

Los firmantes expresan su apoyo a la iniciativa del ex presidente costarricense Óscar Arias -Premio Nobel de 1987- para anular la deuda de los países pobres a cambio de que aumenten el gasto público en educación, sanidad o la protección del medio ambiente.