adriana flores  Atenas

La tensión aumenta en Grecia tras la muerte de un adolescente por un disparo policial en la noche del sábado en Atenas, que desató una fuerte ola de violentos disturbios, empujó a la calle a miles de ciudadanos y llevó a la detención de dos policías, uno acusado de "asesinato intencionado" y otro por colaborar. Los medios locales calificaron estas protestas como las peores en más de un cuarto de siglo, desde las de 1985, cuando otro joven estudiante murió también en enfrentamientos con la policía.

El policía griego, de 37 años, que presuntamente disparó contra el estudiante de 16 años Alexandros Grigoropulos y ocasionó su muerte, fue detenido ayer, acusado de "asesinato intencionado", informó la televisión estatal NET. Según la fuente, un fiscal presentó los cargos de "asesinato intencionado y uso ilegal de arma" contra el detenido, mientras que su colega, también arrestado, fue acusado de "colaboración en asesinato". Antes de ser detenidos, ambos policías habían sido suspendidos de sus cargos.

Versión policial

La versión de la policía del suceso contrasta con la de varios testigos presenciales. La policía explicó que la tragedia ocurrió cuando un vehículo que patrullaba por el céntrico barrio ateniense de Exarchia fue objeto de un ataque con piedras y bombas incendiarias por parte de un grupo de treinta encapuchados. En un comunicado difundido ayer, la policía afirmó que los agentes fueron atacados de nuevo cuando se bajaron del vehículo y se dirigieron hacia los manifestantes para arrestarlos, por lo cual uno de ellos hizo un disparo con un cartucho de fogueo y el otro disparó tres veces con su revolver de servicio, hiriendo al menor, que fue trasladado al hospital.

El estudiante fue alcanzado en el tórax por una bala y murió a consecuencia de la grave herida poco más tarde.

Contrariamente a la versión oficial, una joven que se encontraba en el lugar de los hechos declaró a la televisión privada Alpha que "los manifestantes no atacaron a los policías con objetos ni con bombas incendiarias", mientras que un taxista aseguró que vio cómo "el policía disparó contra el muchacho a sangre fría". Otros canales y emisoras atenienses recogieron testimonios según los cuales la provocación contra los policías fue "sólo de insultos".

La noticia de la muerte del joven se extendió rápidamente y provocó violentas manifestaciones callejeras en Atenas y otras ciudades, que fueron repelidas por la policía con gases lacrimógenos.

Más de treinta tiendas, dieciséis sucursales de bancos y trece vehículos quedaron destruidos por la acción de los jóvenes, que lanzaron piedras y desataron varios incendios, según una evaluación provisional de los daños materiales de los bomberos. Ayer al mediodía, la violencia volvía a las calles durante sendas manifestaciones en Atenas y en Salónica.

En la capital una gran marcha con cerca de 10.000 personas, según los medios, fue disuelta con gases lacrimógenos antes de llegar a la sede del cuartel general de la policía, ante el vandalismo de grupos de jóvenes radicales encapuchados que tiraban piedras y bombas incendiarias. En Salónica, unos 500 manifestantes atacaron también con piedras y otros objetos el cuartel central de la policía.