Tras tomar el control del hotel Oberoi y un centro de estudios judíos, las fuerzas de seguridad indias intentaban anoche, según horario peninsular, eliminar la última resistencia de un terrorista atrincherado en el hotel Taj Mahal de Bombay con, al menos, dos rehenes en su poder.

"Se está moviendo entre dos pisos. Hay una pista de baile, donde cortó las luces y creó una zona de oscuridad", explicó el general Noble Thamburaj, comandante de la Región Militar del Sur de la India y encargado de coordinar la operación contra los terroristas, cuyos ataques contra varios puntos de Bombay causaron unos 160 muertos y 327 heridos.

Las fuerzas de seguridad oyeron ayer por la mañana las voces de un hombre y una mujer, "por lo que es posible que haya dos o más rehenes y, también, más de un terrorista", aseguró la fuente.

A lo largo del día, los comandos antiterroristas indios se hicieron primero con el control del Oberoi, que recorrieron piso por piso y habitación por habitación liberando a los huéspedes atrapados en el establecimiento, donde abatieron a dos terroristas y hallaron 24 cadáveres, según fuentes oficiales.

Posteriormente, fue completada la operación en el centro judío Nariman House, un edificio de cinco pisos que suele ser frecuentado por turistas israelíes, y en el que las fuerzas especiales penetraron tras descolgarse desde helicópteros.

Los agentes se enfrentaron durante horas con los terroristas y abatieron a dos de ellos, aseguró J.K. Dutt, jefe de la Guardia Nacional de Seguridad, el cuerpo que llevó el peso del operativo antiterrorista.

Según Dutt, los terroristas mataron a 5 de los 8 rehenes que mantuvieron en el centro, entre ellos el rabino y su esposa, cuyo hijo de 2 años logró escapar.

Este insólito grupo de atentados contra la capital financiera de la India comenzó el pasado miércoles con un desembarco nocturno de un número indeterminado de terroristas en las proximidades del histórico hotel Taj Mahal.

Armados con ametralladoras y granadas, los asesinos sembraron el pánico en la turística zona de Colaba, en el sur de Bombay, atacando indiscriminadamente a los ocupantes de una estación de ferrocarril, varios restaurantes y los dos hoteles de lujo en los que finalmente se atrincheraron junto al centro de estudios judíos.

La mayoría de los muertos son indios, entre ellos personal de los dos hoteles, además de 14 policías y dos comandos especiales, según el último cómputo oficial. También fallecieron al menos 10 extranjeros y otros 22 resultaron heridos, incluidos los dos españoles.

En la operación contra los terroristas participaron casi 500 miembros de las fuerzas indias de seguridad, que abatieron a once de ellos y aún combaten al o los que resisten en el Taj.

Aunque Colaba fue durante dos días zona de guerra, en el resto de la ciudad se percibía ayer una extraña normalidad y los curiosos se acercaban a presenciar las operaciones en marcha sin que se lo impidiera ningún cordón de seguridad.

Aunque el jueves fuentes oficiales aseguraron que habían detenido a tres de los terroristas, la cifra fue reducida ayer a uno, identificado como paquistaní.

El ministro indio de Exteriores, Pranab Mukherjee, reiteró las sospechas ya manifestadas de que "algunos elementos en Pakistán son responsables de los ataques terroristas", exigiendo al Gobierno vecino que "cumpla con su compromiso de no permitir el uso de su territorio para (la organización de actos de) terrorismo contra la India".