Martine Aubry fue designada ayer nueva líder del Partido Socialista (PS) de Francia, al término de un Comité Nacional en el que los partidarios de su rival, Ségoléne Royal, mantuvieron sus discrepancias y anunciaron que acudirán a los tribunales para pedir que se repita el proceso de elección.

Aubry -alcaldesa de Lille (norte de Francia), de 58 años, ex ministra de varios gobiernos socialistas y autora de la ley de las 35 horas laborales- será la primera mujer en dirigir la formación y sustituirá en el cargo a Francois Hollande, que la ha encabezado durante once años.

Su proclamación se produce tras una dura batalla con Ségoléne Royal, de 55 años, ex candidata al Elíseo y presidenta de la región de Poitou-Charentes, cuyos partidarios no han tirado la toalla y piden que se repita el proceso de elección del primer secretario del PS.

Mientras Royal hacía un llamamiento a la "unidad" y afirmaba que se constituirá como una "fuerza de transformación" en el seno del partido, Jean-Louis Bianco, su brazo derecho, anunciaba un recurso ante la Justicia para que el proceso de elección se repita, en particular en las circunscripciones en las que hubo irregularidades.

El Comité Nacional del PS, un parlamento del partido donde están representadas las diferentes corrientes internas, oficializó la elección de Aubry por 159 votos a favor, 76 en contra y dos abstenciones, un resultado seguido de una cerrada ovación.

Mientras, en el exterior, medio centenar de partidarios de Royal blandían banderas en las que reclamaban un nuevo referéndum interno. Los miembros de este Comité dieron por buenos los resultados de la votación de los militantes del pasado viernes, en la cual se impuso Aubry por un corto margen. Corregido el recuento por una comisión de verificación encargada de estudiar las irregularidades denunciadas, la alcaldesa de Lille obtuvo 102 votos más que Royal, 67.451 frente a 67.349.

En el primer recuento, elaborado en la noche del viernes, Aubry se imponía por 42 votos, un margen que los partidarios de Royal consideraban demasiado estrecho, por lo que pedían repetir la votación. Agrandada la ventaja de la alcaldesa de Lille, el campo de Royal no se dio por satisfecho y mantuvo su reivindicación de volver a dar la palabra a los militantes.

Pero el Comité Nacional, dominado por las corrientes contrarias a las tesis de Royal, optó por validar los resultados y proclamar a Aubry, quien tiene por delante la tarea de unificar a un partido que ha salido de este proceso dividido en dos.

Las dos candidatas se abrazaron al término del Comité Nacional, pero esa imagen no parece que cierre las heridas. La alcaldesa de Lille se apresuró a enviar un mensaje de unidad al partido, comenzando por su rival, con quien se reunirá, "si ella quiere", en los próximos días.