El anuncio, hecho público hoy a través de la Agencia Central de Noticias norcoreana (KCNA), fue confirmado en Seúl por el portavoz del Ministerio de Unificación surcoreano, Kim Ho-nyoun.

La línea férrea que se planea paralizar, se puso en funcionamiento en diciembre del pasado año y se trataba de la primera conexión ferroviaria regular entre las dos Coreas, desde que se interrumpió la línea de pasajeros de Gyeonggui en 1951.

La conexión, que se utilizaba únicamente para el transporte de mercancías producidas en el complejo industrial de la ciudad fronteriza norcoreana de Kaesong, fue una apuesta por la cooperación económica en un escenario de distensión.

A mediados de este mes Corea del Norte ya había anunciado el cierre de la frontera terrestre con el Sur a partir del próximo 1 de diciembre, cuando de acuerdo con todas las medidas anunciadas, el aislamiento del régimen comunista con Corea del Sur será prácticamente total.

Tras el último anuncio desde Pyongyang, la relación de las dos Coreas queda prácticamente bloqueada, salvo por la colaboración económica de ambos países en el complejo industrial de Kaesong, donde las empresas surcoreanas emplean mano de obra norcoreana.

Según el comunicado de Corea del Norte, citado por la agencia surcoreana de noticias Yonhap, las actividades industriales intercoreanas de Kaesong continuarán, sin embargo, la nueva medida incluye la reducción de la mitad de los residentes surcoreanos en este complejo.

En definitiva, se trata de una restricción estricta y casi total de la entrada de surcoreanos a Corea del Norte a través de su frontera.

Horas después del nuevo movimiento del Norte, Corea del Sur dijo que "lamentaba seriamente" el anuncio norcoreano e instó al régimen comunista a que retirase la medida recién anunciada.

El portavoz surcoreano recordó además que el establecimiento unilateral de este tipo de restricciones viola los acuerdos alcanzados entre las dos Coreas como base a su reconciliación.

Asimismo, desde Seúl se instó a Pyongyang a que se establezca un diálogo con su vecino del Sur, mientras que desde Corea del Norte se advierte que estas medidas son sólo "el primer paso" contra la grave situación creada por Seúl.

Actualmente se vive un momento de creciente tensión entre ambos países en el que Seúl, desde la llegada a la presidencia del conservador Lee Myung-bak, que ha endurecido su política hacia Pyongyang y condicionado su mejora a los avances en el proceso de desnuclearización norcoreana.

Por su parte Pyongyang acusa sistemáticamente a Seúl de promover una política de confrontación contra su país.

Además del anuncio de las restricciones fronterizas, Pyongyang cerró la semana pasada la oficina de la Cruz Roja entre ambos países y cortó las líneas telefónicas directas entre los dos a través de la zona desmilitarizada de Panmunjom.

Desde el pasado mes de octubre, Pyongayng viene también advirtiendo a Seúl contra el envío por parte de grupos civiles surcoreanos de panfletos contra el régimen comunista.

Pyongyang llegó incluso a amenazar con "reducir a cenizas" a su vecino del Sur si Seúl no frenaba el envío de estos folletos, en los que se habla, entre otros asuntos, de especulaciones sobre del estado de salud del líder norcoreano, Kim Jong-il.

Estos rumores se han intensificado recientemente ante la publicación de varios fotos del líder y la serie de medidas de aislamiento que el régimen comunista planea imponer a partir del 1 de diciembre.

Analistas locales coinciden en señalar que la medida adoptada en Pyongyang es más dura de lo previsto y no descartaron una eventual ruptura total de las relaciones de las dos Coreas, incluido el cierre del complejo industrial de Kaesong, símbolo de reconciliación de ambas Coreas.