Las fuerzas de élite de EEUU tienen una autorización general para atacar clandestinamente a blancos relacionados con Al Qaeda y sus aliados en cualquier lugar del mundo, gracias a una orden secreta firmada en 2004 por el entonces jefe del Pentágono, Donald Rumsfeld, informó hoy el New York Times.

La autorización se ha empleado para lanzar ataques en Somalia en 2006 y 2007, en Pakistán desde 2006 hasta la fecha y, hace dos semanas, en Siria, además de en "otros muchos países" que no identificaron las fuentes, altos funcionarios que cita el rotativo neoyorquino.

Muchas de las operaciones de los comandos militares han sido realizadas en colaboración con la CIA, mientras que otras, como la que se efectuó el pasado 26 de octubre en Siria, fueron dirigidas directamente por la CIA.

La CIA ha contado con la autorización para llevar a cabo operaciones antiterroristas en cualquier país desde poco después de los atentados del 11-S de 2003, mediante una orden presidencial, pero las Fuerzas Armadas no tenían un mandato semejante hasta 2004, cuando Rumsfeld firmó una orden propia al respecto, con el respaldo del presidente, George W. Bush.

La orden de Rumsfeld alude a "entre 15 y 20 países" donde se creía que se escondían miembros de Al Qaeda, entre los cuales se encuentran Siria, Pakistán, Yemen, Arabia Saudí y otros países del Golfo Pérsico, con la excepción notable de Irán, siempre según las fuentes del New York Times.

Los ataques organizados por los comandos de las Fuerzas Armadas fuera de las zonas de conflicto, pese a contar ya con autorización en principio, todavía tienen que recibir la luz verde o bien del secretario de Defensa, en el caso de un país como Somalia, o del propio presidente si se trata de un país más "sensible", como Pakistán.

El ataque efectuado el pasado día 26 de octubre en Siria no fue el primero que se había hecho en ese país, según contó al periódico un "alto mando militar" estadounidense, simplemente era el más llamativo y por tanto dio lugar a las protestas de Damasco.

La orden de Rumsfeld "puso los cimientos" para las ordenes de Bush de julio pasado que han permitido a las Fuerzas Armadas de EEUU llevar a cabo operaciones bélicas en Pakistán, cuyas "zonas tribales" fronterizas con Afganistán se consideran refugio para Al Qaeda y sus aliados talibanes.