Faye Ndiaga luce una amplia sonrisa y un entusiasmo contagioso. Cruza el paso de peatones que separa la zona de A Pedra de la del puerto vigués casi bailando, derrochando una alegría que provoca que los viandantes con los que se cruza no duden en fijase en él. Y cuando ven el rostro de Obama en la camiseta que viste orgulloso sonríen. Y es que la euforia que mostraba ayer este senegalés de 45 años es un fiel reflejo de la ilusión con la que la colonia de africanos asentada en Vigo ha recibido que, por primera vez en la historia, un hombre de raza negra haya llegado a la Casa Blanca. En la estación marítima y su entorno, donde Faye y otros compatriotas ejercen cada día la venta ambulante para ganarse la vida, la de ayer fue una jornada especial. "Obama ya es nuestro ídolo", proclamaron.

La mayoría de estos vendedores estuvieron pegados a la televisión hasta altas horas de la madrugada. Nunca antes habían vivido tan al minuto como ahora unas elecciones estadounidenses. Pero para todos ellos valió la pena robarle horas al sueño para ver en directo como Obama, un hombre que tiene parte de sus orígenes en la remota aldea keniana de Kogelo, ha conseguido alzarse con la presidencia de los Estados Unidos. "No sólo para Kenia; hoy [por ayer] es un día de fiesta para todo el continente africano", coincidían en afirmar los inmigrantes de la estación marítima, la mayoría de origen senegalés y que desde hace días ofrecen en sus puestos camisetas con el rostro del que ya es su nuevo héroe. Igual que la que lucía Faye Ndiaga.

"Estoy muy, muy contento", repetía Ngagne Gueye, un joven de 23 años que lleva dos en Vigo. Fue de los que se enteró de la victoria del aspirante demócrata en directo, ya que no se despegó de la televisión hasta que vio como arrasaba en las urnas. Espera que, como prometió a lo largo de los últimos meses, con él venga el "cambio" en el mundo. Y tiene una petición muy concreta. "Yo le solicitaría que se acabaran las guerras en todas partes y que venga la paz para todos", afirma con una sonrisa.

Todos coinciden en calificar a Obama como un "hombre bueno". Y esperan que no les defraude. "No es sólo el presidente de los negros; va a ser el presidente de todos y esperamos que lo haga muy bien", señalan. Igual que el joven Ngagne, Segh Lo, de 45 años, ansía que su llegada a la presidencia estadounidense no sólo signifique el fin del racismo que tanto daño les ha hecho a lo largo de la historia, sino que también se traduzca en la apertura de una época "de paz". "Ha conseguido algo muy importante, que es que alguien de raza negra haya podido llegar a donde ahora está él; que haya salido elegido es un gran logro, algo increíble, que hace que el mundo ya sea un poquito mejor", explica esta senegalés, que también tiene puestas sus esperanzas en que Obama logre, poco a poco, poner fin a la crisis económica mundial. "Y que todo el mundo puede tener trabajo", afirma, casi suplicando.

Teléfono

Algunos pudieron hablar por teléfono con sus familias estos últimos días. "Allí también están muy ilusionados con todo lo que está pasando", confiesan. Mientras hablan, unos viandantes se acercan a ellos y compran por diez euros una de las camisetas en la que se ve la cara del hombre que acaba de hacer historia. "Ves", afirma orgulloso el vendedor ambulante dirigiéndose a la periodista una vez la compradora y sus acompañantes se han marchado. "Es un hombre que gusta a todos; aunque no sea una tarea nada fácil, no sólo va a cambiar América, sino que va a cambiar todo el mundo", resume. Todos saben que habrá que esperar para comprobar los resultados de su política. Y mientras tanto, sólo pueden hacer una cosa: celebrar que Obama haya hecho realidad su sueño.