En el discurso ofrecido con motivo del noveno aniversario de su llegada al trono, el monarca alauí indicó que "las divergencias en ese conflicto no pueden justificar que prosiga el cierre de las fronteras terrestres de manera unilateral, algo que los dos pueblos viven como un castigo colectivo".

En su mensaje, retransmitido en directo por televisión desde el palacio real de Fez, Mohamed VI consideró la cuestión del Sahara Occidental una "prioridad marroquí" y confirmó la "voluntad y buena fe" de su país "para encontrar una solución política consensuada para la resolución de este conflicto", que a su juicio "ha durado mucho".

Por ello, expresó su deseo de "tender la mano para alcanzar una reconciliación y reforzar la confianza a través del diálogo global entre las partes implicadas", con la toma de iniciativas "creíbles" "para la normalización de las relaciones marroquí-argelinas y para una asociación constructiva con este país".

"Nuestro principal objetivo es responder a la voluntad de las nuevas generaciones de Marruecos y de Argelia para afrontar los verdaderos desafíos en materia de desarrollo y de complementariedad", añadió el monarca.

Destacó, no obstante, que su país va a hacer frente a todo intento de "atentar contra nuestra integridad territorial" y que tampoco aceptará los intentos de lo que calificó como imponer "la política del hecho consumado" en el Sahara.

El conflicto de ambas naciones en ese territorio es, según Mohamed VI, "la herencia de una época superada del siglo pasado" y por esa razón estimó que debe superarse, para lograr la construcción de "un espacio magrebí unido".

No se olvidó tampoco de hacer hincapié en la decisión de Rabat de continuar su "gran esfuerzo por el desarrollo en favor de la población del Sahara y por la preparación de las condiciones para la vuelta libre a Marruecos de los saharauis que estén más allá de nuestras fronteras".

Las fronteras terrestres entre Marruecos y Argelia se encuentran cerradas desde agosto de 1994 por decisión de Argel, después que las autoridades marroquíes exigiesen el visado de estancia a cualquier argelino que quisiera visitar el reino magrebí.

En aquellos días, el Gobierno marroquí acusó a los servicios secretos argelinos de estar implicados en el atentado de Marraquech en el verano de ese año e impuso la obligación de una autorización a los argelinos que quisieran viajar a Marruecos.

Durante el mes de julio de 2004, Marruecos decidió de manera unilateral suprimir esta medida, actitud que sirvió para que Argelia en marzo del año siguiente aprobase una medida similar recíproca, aunque las fronteras permanecieron cerradas.