OTR Press / Buenos Aires

El rechazo del Senado argentino a la ley promovida por el Gobierno para aumentar los gravámenes a las exportaciones de grano ha dejado al Gabinete de Cristina Fernández en una situación complicada y, sin prácticamente más opciones, finalmente ayer anunció la derogación de la normativa y la vuelta a los anteriores tributos. Previamente, la presidenta había salido al paso de las acusaciones y afirmado que quienes no entienden su política lo harán "algún día", aunque las entidades agropecuarias ya avanzaban nuevas propuestas si no se accedía a sus conocidas peticiones.

El esperado anuncio llegó en boca del jefe de Gabinete, Alberto Fernández, y confirma el triunfo del campo sobre el todopoderoso Gobierno. Las críticas incesantes y el golpe definitivo del Senado han terminado por obligar a la presidenta a suspender el actual esquema de retenciones móviles, o lo que es lo mismo, devolver los gravámenes sobre la soja al 35 por ciento y al 28 por ciento los del trigo, por ejemplo, según informaciones de los medios locales. Junto a Fernández, que se limitó a leer el comunicado, compareció el ministro de Economía, Carlos Fernández.

Justifican la creación de las polémicas retenciones por la defensa de la "igualdad de oportunidades" y la intención de "procurar mayor equidad en las relaciones económicas y en la distribución del ingreso". Sin embargo, según el documento, "fue pretexto para un violento bloqueo que inició una escalada de cortes de ruta, desasbastecimiento, acciones verbales y físicas" y, por último, las circunstancias han terminado poniendo a la suspensión como la única opción posible.

Esperadas eran también las primeras declaraciones de Fernández después de que el Senado, gracias al decisivo voto del vicepresidente del Gobierno, Julio Cobos, tumbase su polémica iniciativa. Sus palabras llegaron el jueves, ya de madrugada en España, y su reacción sonó a advertencia hacia sus detractores. "De los que tal vez no hayan entendido lo que le habíamos dicho a la gente allá por octubre", durante la campaña electoral, "bueno, alguna vez entenderán", explicó. "Esperémoslos, que a lo mejor algún día se dan cuenta", agregó, en referencia a su aireada política de defensa de los intereses sociales.

Cobos ya ha anticipado que no renunciará a su cargo, para el que no fue nombrado por Fernández, aunque en realidad su "no" sólo significó la punta del iceberg. Otros once senadores del peronismo le dieron la espalda a la mandataria. "Me han acompañado otros que pertenecen a otros partidos y me han decepcionado algunos que pertenecen al nuestro, pero lo importante es comprobar que distintos argentinos, con distintas historias, con distintas capacidades, son capaces de unirse detrás de un proyecto común", la presidenta argentina.