La celebración de la Fiesta Nacional francesa contó con unos invitados de excepción. La mayoría de los líderes presentes en la Cumbre del Mediterráneo asistieron a los actos desarrollados en el país vecino, que también han servido para sellar la reconciliación entre el presidente, Nicolas Sarkozy, y el Ejército galo. En el tradicional mensaje del jefe del Elíseo, éste garantizó su "amistad" y "confianza" a las Fuerzas Armadas, cuando aún colean las consecuencias de que un sargento disparase con balas reales durante una exhibición en Carcasona.

El habitual desfile militar del 14 de junio, aniversario de la toma de la Bastilla, se celebró bajo el signo de Europa, el Mediterráneo y Naciones Unidas. De hecho, el secretario general de esta organización, Ban Ki Moon, se sentó como invitado de honor en una tribuna copada por jefes de Estado y de Gobierno, que permanecieron una jornada más tras concluir la cumbre de la Unión por el Mediterráneo. Así, la jornada contó con presencias como la del presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, o la del mandatario sirio, Bachar el Asad, que por primera vez compartió mesa este fin de semana con el representante israelí.

El desfile contó con los colores de Naciones Unidas gracias a la presencia de 'cascos azules' miembros de la misión en Líbano y otros presentes en operaciones de paz en la cuenca del Mediterráneo. Además, Sarkozy quiso rendir homenaje a las personas que precisamente trabajan para acercar a los Estados costeros con este mar, por lo que más de 1.000 hombres y mujeres de estas zonas participaron en el desfile y en la recepción ofrecida por el presidente. Asimismo, las delegaciones presentes en esta especial jornada asistieron a un almuerzo ofrecido por el presidente galo en un hotel próximo al palacio presidencial.

Zapatero dio, durante una comparecencia ante la prensa, una valoración "muy positiva" de la cumbre recién concluida, que a su juicio ha supuesto un "avance importante" de cara a "crear un gran espacio de entendimiento, estabilidad y progreso" entre dos orillas no siempre bien avenidas. El presidente español incidió también en el "referente de esperanza" simbolizado para la paz en Oriente Próximo, uno de los aparentes logros salidos de este encuentro de primer nivel.

Reconciliación

La actual Presidencia francesa y el Ejército no siempre han gozado de una relación fluida, un ambiente en el que también ha influido el accidente de Carcasona, donde el pasado 29 de junio un sargento disparó balas reales durante una exhibición y provocó once heridos. En consecuencia, dimitió el jefe del Estado Mayor de la Defensa, Bruno Cuche.

"Os prometo mi amistad y renuevo mi confianza en vuestras capacidades para ejecutar las misiones cotidianas", aclaró Sarkozy, durante el tradicional mensaje a los militares, según informaciones de 'Le Monde' recogidas por otr/press. "Como a vosotros, y como a todos los franceses, me dolió y conmocionó el drama de Carcasona", añadió, aunque "tal acontecimiento no compromete la confianza que tengo en nuestros ejércitos ni la que os manifiestan los franceses, pero las víctimas de este drama nos recuerdan hasta qué punto es particular el oficio de los ejércitos y cuánto rigor y reflexión permanente exige".

Así, el presidente trasladó a los militares el "orgullo" nacional por los "sacrificios" realizados "en favor de la paz" y la imagen de Francia en el extranjero, si bien apostó por dar al Ejército "medios humanos y materiales" acordes con los tiempos modernos. Anunció una reforma mediante la cual se hará frente "a las amenazas que pesan sobre la seguridad" y se preservará el rol que quiere jugar Francia "en Europa y en el mundo".