Un gran contingente de fuerzas de seguridad paquistaníes se ha desplegado en Khyber, zona fronteriza con Afganistán, con vehículos armados y tanques, mientras que varios helicópteros militares han sobrevolado la zona, según el canal privado "Geo TV".

Esta ofensiva contra los insurgentes se produce después de que en los últimos cinco días los enfrentamientos entre ambas facciones acabaran con 60 muertos y 80 heridos en el valle de Terah, situado en Khyber.

En esta región ya ha sido impuesto el toque de queda indefinido, mientras que en la zona de Tehsil Jamrood se han registrado disparos de morteros.

Las fuerzas paquistaníes se han desplegado también en Bara Tehsil, situado en el valle de Terah, aunque los choques entre grupos tribales continuaban hoy, según testigos citados por "Geo TV".

Ambas facciones están usando armas pesadas y ligeras en los combates.

La operación se desarrolla justo después de que el líder talibán paquistaní Baitullah Mehsud amenazara con poner fin al diálogo con el Gobierno y romper los acuerdos de paz hasta ahora firmados, si el Ejército lanza nuevas operaciones contra los insurgentes en el noroeste del país.

"No toleraremos ninguna acción contra los talibanes en ninguna zona de la NWFP (Provincia de la Frontera del Noroeste) ni de las FATA (agencias tribales)", dijo Mehsud en un comunicado recogido por el rotativo local "The News".

"Si el Gobierno continúa con estas medidas anti-talibanes y lanza nuevas operaciones militares contra nosotros, nos sentiremos legitimados para contraatacar en ciudades de Pakistán", dice el líder talibán a través de un portavoz.

El líder de Tehrik-e-Taliban, que tiene su base de operaciones en la región tribal de Waziristán del Sur y que fue acusado por el Gobierno del asesinato de la ex primera ministra Benazir Bhutto, desmintió que los insurgentes quieran tomar la ciudad de Peshawar, capital de la NWFP, aunque aseguró que tienen la capacidad suficiente para hacerlo.

"Los talibanes no podemos pensar en hacer daño a nuestra querida Peshawar, que es la capital y forma parte de la identidad de nuestra provincia", añadió.

El nuevo Gobierno paquistaní, encabezado por el Partido Popular de Bhutto, ha dado un giro a la política contra el terrorismo del presidente Pervez Musharraf y ha apostado por entablar el diálogo con quienes depongan las armas, además de potenciar el desarrollo económico del depauperado cinturón tribal fronterizo con Afganistán.

El Ejecutivo ha firmado acuerdos de paz con líderes locales en el valle norteño de Swat y en varias demarcaciones tribales, lo cual no ha evitado que la violencia continúe en el conflictivo noroeste paquistaní.

El ministro de Defensa paquistaní, Ahmad Mukhtar, aseguró hoy que el Gobierno ha dado la autorización al jefe del Ejército, Ashfaq Pervez Kiyani, para llevar a cabo operaciones militares en el noroeste del país si así lo cree conveniente.

Ayer, la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Louise Arbour, de visita en Islamabad, instó al Gobierno paquistaní a "garantizar la seguridad de sus ciudadanos", y señaló que algunos de los acuerdos con grupos islamistas han dejado en una situación "vulnerable" a parte de la población.

"Los acuerdos de paz con algunos grupos de insurgentes han cercenado la autoridad del Estado (...), dejando a los lugareños vulnerables a una serie de abusos serios como ataques a minorías y asesinatos extrajudiciales", dijo Arbour.

La Alta Comisionada también censuró que se registren "violaciones de los derechos humanos en el contexto de la lucha contra el terrorismo".

En la región donde se desarrolla la ofensiva se halla el conocido paso de Kyber, una de las principales vías para pasar la frontera de Pakistán a Afganistán.

En esta región, donde predomina la etnia pastún, la propia de los talibanes, son frecuentes los secuestros y el pillaje, así como los combates entre grupos tribales.