Dos jueces de esa corte -Stephen Richards y Colin Mackay- rechazaron la petición de revisión judicial solicitada por Wheeler sobre la negativa del Gobierno laborista a convocar una consulta.

El millonario euroescéptico, destacado recaudador del opositor Partido Conservador, consideraba que estaba en juego "la buena administración, el juego limpio y el trato honesto con el público".

Al dar a conocer su dictamen, los magistrados negaron al millonario, de 73 años, permiso para apelar por considerar que el recurso "no tiene perspectivas de prosperar".

Según los jueces, los asuntos presentados son "interesantes e importantes", pero se debe evitar un "retraso innecesario", en referencia al proceso de ratificación.

El viceministro para Europa, Jim Murphy, manifestó hoy en un comunicado su satisfacción por la decisión judicial, por lo que el Gobierno proseguirá con la ratificación del texto.

Según el millonario, el Gobierno laborista británico prometió en su día convocar un referéndum y "debía mantenerlo".

Para Wheeler, la Constitución europea y el Tratado de Lisboa son textos similares, pero el primer ministro, Gordon Brown, ha insistido en que son distintos y no debe ser sometido a consulta.

El euroescéptico sostiene también que el tratado está "muerto" tras ser rechazado por los irlandeses.

El ex jefe del Gobierno laborista Tony Blair prometió un referéndum sobre la Constitución europea, que al final no prosperó por el rechazo de los votantes franceses y holandeses en el 2005.

El Tratado de Lisboa, que debe ser ratificado por los 27 países miembros de la UE antes de que pueda entrar en vigor, fue rechazado en referéndum por los irlandeses el pasado día 12.

El proceso en el Tribunal Superior de Londres obligó al Gobierno a retrasar la semana pasada la ratificación del acuerdo.

El tratado, fundamental para el funcionamiento de una Unión ampliada, fue ratificado por el Parlamento británico el pasado día 18 y poco después sancionado por la reina Isabel II, pero el proceso no está de momento técnicamente completado hasta que los instrumentos de ratificación sean depositados en Roma.