OTR Press / WASHINGTON/BRUSELAS

La decisión de los Veintisiete de eliminar las sanciones a Cuba, impuestas en 2003 por la detención de 75 disidentes, supone un paso adelante en la política de relaciones con la isla, pero desde Bruselas se recordó a La Habana que harán falta más cambios si aspira a mantener el diálogo. Sin embargo, el régimen militar lo vio como un "paso en la dirección correcta", mientras Washington criticó la decisión alcanzada a última hora del jueves, ya que a juicio del portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Gordon Johndroe, es necesario que el Gobierno de Raúl Castro dé antes "ciertos pasos". En este sentido, también las organizaciones de disidentes expresaron su decepción, criticando la "miopía" de la UE por ver señales de aperturismo en el nuevo Ejecutivo.

El Gobierno español promovió esta iniciativa, que el comisario de Desarrollo y Ayuda Humanitaria, Louis Michel, celebró porque supone "un paso adelante positivo". Apostó por que la decisión allane el camino hacia un diálogo "más abierto y franco" con las autoridades de la isla.

No obstante, el proyecto final aprobado de madrugada avisa de que en junio del próximo año, cuando toque revisar de nuevo la posición común, el Consejo evaluará la "efectividad" del proceso de diálogo y sólo continuará con él si los ministros están de acuerdo por unanimidad en que ha servido de algo y desde La Habana se realizan más cambios. En concreto, debería facilitar el acceso de las organizaciones humanitarias a las prisiones y ratificar y poner en práctica los dos pactos internacionales firmados recientemente sobre derechos civiles y políticos, por una parte, y económicos, sociales y culturales.

El diario oficial cubano Granma se hizo eco de estas novedades en un amplio artículo en el que vio con buenos ojos que Bruselas levantase las "injustas" medidas actualmente vigentes.

El Gobierno español, por su parte, repartió entre las otras representaciones europeas en la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno iniciada el jueves un cuadro comparativo sobre la situación en Cuba entre 2007 y 2008, para constatar que se ha liberado a diecisiete presos políticos desde junio del año pasado y se han reducido en siete los reos de conciencia. Asimismo, subrayó también la voluntad del Ejecutivo cubano de mantener la moratoria de facto desde 2003 de la pena de muerte.

El ministro de Asuntos Exteriores de Cuba, Felipe Pérez Roque, defendió la decisión por suponer un "paso en la dirección correcta". "Hemos visto las noticias, pero nos tomaremos nuestro tiempo para evaluar el asunto, conocer las decisiones oficiales y, en el momento apropiado, reaccionaremos de manera oficial", aseveró.

El presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, mostró su confianza en que La Habana dé "pasos positivos". "El que se levanten esas medidas supone que tengamos un periodo en el que podamos dialogar y sobre todo impulsar lo que puede ser un futuro para Cuba", indicó.

El ministro esloveno de Asuntos Exteriores y presidente de turno del Consejo, Dimitrij Rupel, admitió que los Veintisiete siguen "bastante divididos" sobre la política a seguir con Cuba y confirmó que la opinión de España fue la que más pesó a la hora de adoptar el texto.