La cumbre de Brdo (Eslovenia) entre Bush y el presidente de turno del Consejo de la UE, el primer ministro esloveno Janez Jansa, el Alto Representante Javier Solana y el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, mantendrá las buenas formas diplomáticas hacia el invitado, pero en Bruselas claramente se mira a la administración que asumirá en enero próximo.

Lo que Bush diga en público sobre los asuntos que más preocupan a los europeos "es importante, pero a efectos prácticos es más importante lo que haga su sucesor", según reconoció a Efe una fuente diplomática europea.

La actual Casa Blanca "es una administración saliente y poco popular, y por eso no va a haber decisiones", señaló otra fuente comunitaria, según la cual la UE considera que "será más fácil trabajar con la nueva administración" de Washington, aunque tampoco quieren crear "expectativas demasiado elevadas".

La cumbre estará centrada en cuestiones internacionales, especialmente Irán, Oriente Medio, los Balcanes, Latinoamérica, Birmania y el cambio climático, asuntos todos en los que los europeos buscan que Bush mantenga el tono a favor del multilateralismo.

La UE fue uno de las principales perjudicados por el unilateralismo del primer mandato de Bush (2001-2005), reflejado sobre todo en la división que creó en Europa la invasión de Irak en 2003, y también uno de los más aliviados por el cambio de rumbo de Washington en el segundo mandato del todavía presidente, en el que las relaciones "han mejorado mucho".

"Han sido ocho años complejos... vamos a insistir en que tenemos que seguir trabajando juntos", recalcó la fuente diplomática.

Así, los europeos quieren que Bush se comprometa con el intento de lograr un acuerdo político entre Israel y los palestinos en 2008, tal como preveía el proceso de Annápolis.

La cita de Brdo tendrá lugar apenas tres o cuatro días antes del viaje de Solana a Teherán, en un nuevo esfuerzo del "grupo de los seis" (los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU más Alemania) de reanudar las negociaciones nucleares con Irán.

Aquí también se espera que Bush muestre un compromiso claro con proseguir la iniciativa multilateral.

Un punto complicado puede ser Latinoamérica, ya que EEUU quiere que en la declaración conjunta que se emitirá tras la reunión del martes se incluya alguna crítica expresa a Cuba y Venezuela.

En el caso cubano, los Gobiernos de la Unión Europea no parecen dispuestos a anticipar el debate interno que acaban de comenzar para revisar sus relaciones con La Habana, por lo que al final el texto podría ser bastante general.

Sobre el cambio climático, la UE espera algún tipo de gesto de Bush, pero hay tres cosas que los europeos quieren y que EEUU no acepta: fijar objetivos de reducción de emisiones de CO2 para 2050, acordar que las emisiones deben bajar en un período de 10-15 años y que los países desarrollados lideren el proceso.

Mientras, EEUU quieren que China y la India se comprometan cuanto antes a una reducción de emisiones.

Dentro del espíritu de esta cumbre de Brdo, la fuente comunitaria reconoce que los dos aspirantes a la Casa Blanca, Barack Obama y John McCain, tienen "un enfoque más constructivo" sobre el cambio climático, aunque se reconoce de forma realista que no todas sus posturas están muy claras.

La cumbre repasará también la cooperación antiterrorista y las diferencias entre Bruselas y Washington sobre visados, pues EEUU exige ese documento de entrada a los ciudadanos de doce países de la UE, desde donde se insisten en la reciprocidad, ya que los estadounidenses no necesitan visado para viajar a Europa.

Habrá también espacio para las diferencias comerciales, centradas en la Ronda de Doha de la Organización Mundial de Comercio (OMC) y en cuestiones bilaterales.

Sobre Doha, EEUU quiere un compromiso para lograr un acuerdo para finales de año, mientras que los europeos temen que comprometerse a eso debilitaría su postura para negociar con Brasil y otros países en desarrollo.

La principal disputa bilateral viene de la oposición de la mayoría de países de la UE a levantar la prohibición de desinfectar las aves con cloro, que se realiza en EEUU y que en la práctica impide las importaciones a Europa de las carnes avícolas de ese país.

Washington lamenta que los países de la Unión no haya cumplido un compromiso de la Comisión Europea, y amenaza con denunciar la cuestión ante la OMC.