Las autoridades chinas han cedido y se reunirán con el Dalai Lama en los próximos días, según fuentes del Ejecutivo. Pese a que el entorno del líder espiritual tibetano dice no haber recibido ninguna confirmación al respecto, el hipotético encuentro, que ya había sido reclamado por la comunidad internacional y el Gobierno de Tíbet en el exilio, ha despertado las primeras valoraciones positivas. Para el presidente francés, Nicolas Sarkozy, el diálogo "conlleva esperanzas reales" para el inicio de una nueva etapa.

Un alto funcionario del Ejecutivo de Pekín explicó a la agencia oficial Xinhua que "a la vista de las repetidas peticiones realizadas por parte del Dalai Lama para retomar las conversaciones, el departamento correspondiente del Gobierno central mantendrá contactos con el representante privado del Dalai en los próximos días".

De esta forma, las autoridades confían en erradicar completamente las protestas en Tíbet, para "acabar con las conspiraciones y la incitación a la violencia". No obstante, un portavoz del líder espiritual aseguró no haber recibido ningún tipo de mensaje por parte de las autoridades chinas que materialice sus intenciones.

Quien sí habló en relación al potencial encuentro fue el presidente francés, Nicolas Sarkozy, crítico con la postura mantenida por el Gobierno chino y defensor del papel del Dalai Lama para la resolución del conflicto en Tíbet. El presidente galo saludó las informaciones de Xinhua y aseveró que "se trata de una gran etapa". "Este nuevo diálogo conlleva esperanzas reales", añadió, de cara a "avanzar hacia una solución que permita a todos los tibetanos sentirse plenamente capaces de vivir su identidad cultural y espiritual en el marco de la República Popular China".

Por su parte, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, prosiguió ayer su visita oficial al país asiático junto a nueve comisarios. Pese a que en la agenda se alude más a economía que a diplomacia, lo cierto es que el Tíbet y los Juegos figuran como temas destacados. En este sentido, Durao Barroso se declaró en contra de un boicot a los Juegos Olímpicos y exigió el libre acceso de los periodistas y turistas al Tibet.

Como condición para las conversaciones, Pekín impone que se detengan "las irrupciones y sabotajes a los Juegos Olímpicos". Precisamente, una de las formas preferidas por los manifestantes pro tibetanos para expresar su descontento con la política de los organizadores de la cita deportiva está siendo el periplo internacional de la antorcha.