Los 164 candidatos que llegaron a la segunda vuelta, incluidas 12 mujeres, han finalizado esta mañana su campaña electoral, durante la que las autoridades les permitieron utilizar sólo carteles electorales de tamaño pequeño y sin imágenes.

Esos candidatos, la mayoría de ellos conservadores, competirán en 21 de las 30 provincias iraníes, incluida Teherán, para completar los 290 escaños del "Majlis" o Parlamento, el octavo desde la fundación de la República Islámica, en 1979.

Según los medios de comunicación oficiales, los 18.000 colegios electorales, 4.500 de ellos en la capital, abrirán sus puertas a las 08:00 hora local (03:30 GMT), y la votación durará diez horas, aunque no se descarta que sea prolongada hasta la medianoche, como ocurrió en la primera vuelta.

En esa primera vuelta, en la que participaron un 60 por ciento de los más de 43 millones de electores en todo Irán, la corriente conservadora, que controla todas las instituciones del país, acaparó con 154 de los 208 escaños decididos (un 74 por ciento).

Los reformistas consiguieron por su parte unos 30 escaños, mientras que cinco los ocuparon representantes de las comunidades minoritarias -como judíos, cristianos armenios y caldeos- y el resto de los escaños decididos los obtuvieron candidatos independientes.

El 14 de marzo los tradicionalistas obtuvieron 19 de los 30 escaños para Teherán en la cámara, y mañana 22 candidatos competirán por los 11 restantes.

Las autoridades afirman que 22.000 inspectores del Poder Judicial y de los diferentes grupos políticos se encargarán de vigilar la votación en la segunda vuelta, pues el Gobierno iraní rechaza la presencia de observadores extranjeros en el proceso electoral.

El jefe de la llamada Comisión Central para Supervisión de las Elecciones, Mohamad Husein Musabur, ha afirmado que 250.000 funcionarios civiles y efectivos de la policía y el Ejército se encargarán de la seguridad de los comicios del viernes.

Como ha ocurrido en la primera vuelta, las máximas autoridades del país han invitado a la población a participar de forma masiva, algo que el líder supremo iraní, el ayatolá Ali Jamenei, consideró como "deber nacional" y "mensaje a los enemigos".

Jamenei, en un discurso difundido el miércoles por la agencia IRNA, instó asimismo a los diferentes grupos políticos a evitar las "divergencias y los conflictos", ya que "los enemigos emplean (esas disputas entre conservadores y moderados) en su guerra propagandística contra la República Islámica".

Los reformistas se quejaron en la primera vuelta de que el Consejo de Guardianes de la Constitución, vetó a la mayoría de sus candidatos, lo que debilitó la posición de la corriente moderada en la votación.

El líder supremo elogió por otro lado la actuación política y económica del Gobierno de Ahmadineyad contra las críticas entre la población y de la oposición reformista, especialmente en lo que se refiere a la incontrolable inflación -19 por ciento- y la incesante subida de los precios.