Los enfrentamientos entre jóvenes y la Policía en el metro de París, que se saldaron la noche del lunes con nueve heridos y trece detenidos, provocaron ayer un cruce de acusaciones entre los principales candidatos a la Presidencia de Francia, que se encuentran en plena campaña electoral.

La postulante socialista, Ségolène Royal, aseguró que los incidentes sucedidos en la céntrica estación del Norte escenifican el fracaso de la política de seguridad de la derecha, conducida en la mayor parte de la legislatura por el ahora candidato conservador, Nicolas Sarkozy, que no ha tardado en responderle.

Los enfrentamientos en el metro trajeron a la memoria la ola de violencia juvenil que sacudió a decenas de barrios conflictivos de Francia en el otoño de 2005, que acabó con más de 10.000 vehículos incendiados y obligó al Gobierno a decretar temporalmente el estado de emergencia.

La refriega, que duró ocho horas y obligó a la Policía a utilizar gases lacrimógenos, tuvo lugar después de que un inmigrante irregular con antecedentes, fuera controlado sin billete por agentes de la empresa pública de transportes urbanos RATP.

La respuesta violenta del pasajero vino seguida del lanzamiento de objetos contra los agentes por parte de unos 200 jóvenes, que también provocaron importantes destrozos materiales en la estación, que, además del metro, tiene conexión con la red ferroviaria.

Por la estación del Norte pasan varias de las líneas de cercanías que conectan la capital con barrios de la periferia, algunos de los cuales fueron escenario de los disturbios de 2005 que, como en este caso, nacieron de un incidente entre grupos de jóvenes y la Policía. Anoche fue un control de billetes rutinario el que provocó los disturbios, que apenas han tardado unas horas en impregnar la campaña para las Presidenciales de abril-mayo.

"Claro que los viajeros deben pagar su billete, pero que un simple control pueda degenerar en enfrentamientos tan violentos prueba que algo no va", dijo Ségolène Royal.

La postulante comunista, Marie-George Buffet, afirmó que los incidentes son "una nueva ilustración del fracaso" de Sarkozy, mientras el aspirante antiglobalización José Bové reclamó una "investigación pública".

Las críticas de Royal provocaron una virulenta respuesta de su oponente conservador y hasta anteayer ministro del Interior, Sarkozy, que la acusó de estar del lado de los delincuentes. "Si Royal quiere regularizar a todos los 'sin papeles' y si la izquierda quiere estar del lado de los que no pagan su billete, es su decisión. Yo no estaré al lado de los defraudadores", señaló Sarkozy.