Setenta iraquíes suníes fueron asesinados a tiros ayer en Tel Afar, en el norte de Irak, por milicias chiíes, apoyadas aparentemente por policías, en represalia por el doble atentado que el martes costó la vida a otro medio centenar de personas, casi todos chiíes, en esta misma localidad.

Aunque en un primer momento fuentes policiales aseguraron que las muertes habían sido consecuencia de enfrentamientos entre grupos armados, fuentes políticas, médicas y testigos presenciales han señalado que los asesinatos se habían producido a sangre fría y con participación de agentes policiales.

Asimismo, al menos 40 personas permanecen secuestradas en la ciudad de Tel Afar, después de la masacre de civiles. El general Jorchid Al Dusky, comandante de la Tercera Brigada del Ejército iraquí en la provincia de Ninive, informó de que alrededor de 40 personas permanecen en estos momentos secuestradas y se teme por su situación.

Por otra parte, al menos 17 personas murieron y otras decenas resultaron heridas ayer por el estallido de dos camiones bomba conducidos por suicidas en la ciudad de Faluya, a unos 50 kilómetros al oeste de Bagdad. El atentado fue perpetrado contra una base de las tropas de EE UU.