Durante su discurso ante los líderes europeos, la canciller alemana propuso adaptar la UE "a la nueva talla" de 27 Estados miembro otorgando más competencias a la Unión, entre ellas, en Energía, Interior o Política Exterior.

La firma tuvo lugar en el Museo Histórico Alemán en presencia de los jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiete y sus respectivos cónyuges, representantes de los grupos políticos de la Eurocámara y estudiantes del programa Erasmus. La ceremonia se cerró con la interpretación del himno europeo, la Oda a la Alegría de la Novena Sinfonía compuesta en 1823 por Ludwig van Beethoven a cargo de la joven orquesta europea, que todos los asistentes escucharon en pie y aplaudieron.

"Los que esperaban que tendríamos en este 50 aniversario un Tratado constitucional estarán decepcionados, pero la Declaración de Berlín abre la vía a los que piensan que es necesario un fortalecimiento de nuestro orden constitucional interno porque sabemos que hay que adaptar siempre la construcción política de Europa a realidades nuevas", dijo Merkel en su discurso previo a la firma de la Declaración de Berlín, en la que los líderes europeos se comprometen a superar la actual crisis como muy tarde en 2009.

En presencia de los jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiete, Merkel reiteró su compromiso de presentar antes de junio una ´hoja de ruta´ para salir del bloqueo constitucional, que dura ya casi dos años desde el ´No´ de los ciudadanos Francia y Países Bajos al Tratado constitucional, y reclamó el apoyo de todos los líderes europeos. "Estoy convencida de que interesa a Europa, a sus Estados miembros y a sus ciudadanos tener éxito. Un fracaso sería una situación histórica perdida", subrayó.

MÁS COMPETENCIAS PARA LA UE

"La estructura interna debe adaptarse a la nueva talla de la UE a 27. ¿Cómo lograrlo? Mi respuesta es clara: La UE necesita más competencias y competencias mejor definidas: en materia de política energética, de política exterior y en asuntos de justicia e interior", prosiguió Merkel. A su juicio, no hay que dar por sentados los logros de los 50 años de construcción europea. "Todo debe consolidarse y defenderse sin cesar. Detenerse significa retroceder. Crear un clima de confianza lleva años, pero una noche basta para perder esa confianza. Si Europa está dividida, tropieza mucho más rápidamente de lo que algunos creen", destacó.

Pero pese a esta advertencia, la canciller alemana quiso quitar hierro a la situación y concluyó su discurso señalando que "no hay ninguna necesidad de hablar de fracaso" porque "Europa ha superado muy a menudo grandes obstáculos". Puso como ejemplo las negociaciones del Tratado de Roma y recordó que, en aquel momento, un miembro de la delegación británica afirmaba que "el Tratado no tenía ninguna posibilidad de firmase, si se firmaba no se ratificaría, y si se ratificaba jamás se aplicaría".

También aludió a las palabras de un político francés, que dijo que "los Tratados son como las chicas y las rosas: duran lo que duran". "Podemos decir hoy que el rosal ha crecido considerablemente desde 1957 y hoy una chica no tan joven está incluso entre los firmantes de la declaración de Berlín", ironizó Merkel, que recordó que cuando se firmaron los Tratados de Roma tenía tres años y cuando se construyó el muro de Berlín tenía siete y quedó en la parte Este de Berlín, y nunca pensó que podría viajar libremente al oeste hasta su jubilación.

LAS RAÍCES CRISTIANAS

La canciller alemana se refirió en su discurso "a título personal" a las "raíces judeo-cristianas de Europa" al enumerar los valores que sustentan la UE, pese a que no aparecen citadas en la declaración de Berlín por la oposición de algunos Estados miembros, encabezados por Francia. En este sentido, Merkel dijo comprender las críticas del Papa Benedicto XVI por no reconocer la herencia de Dios o sus raíces cristianas, aunque sea en un documento distinto. "Sé que se trata de algo que desean muchas personas en Europa. Sin embargo, existen tradiciones seculares que rechazan mencionar la fe en documentos oficiales del Estado", señaló.

Merkel se mostró convencida de que la cuestión de la tradición cristiana volverá a plantearse durante el debate para desbloquear el Tratado constitucional, pero dijo que ella es "realista, es decir, no muy optimista" sobre la posibilidad de que figuren en el texto definitivo. "Hay que aceptar que estamos marcados por este pasado judeocristiano. La cuestión es saber en qué tipo de documento se puede inscribir esto. La discusión continuará, y comprendo muy bien la posición de la Iglesia católica, pero hay que admitir también que en Europa hay una clara separación entre el círculo político y el círculo religioso", concluyó.