El Papa pidió ayer un alto el fuego "inmediato" en Oriente Próximo. "En nombre de Dios, pido a todos los responsables de esta espiral de violencia que depongan sus armas", afirmó en su residencia de verano de Castel Gandolfo.

"Pido a los dirigentes gubernamentales y a las instituciones internacionales que no escatimen ningún esfuerzo para obtener el necesario cese de las hostilidades y para que sean capaces de construir, mediante el diálogo, una coexistencia duradera y estable para todos los pueblos de Oriente Próximo", señaló Benedicto XVI.