"Moriremos con el frío del invierno"

Ana Cárdenes / INDIA

La aldea de Salalabad es una muestra de la total destrucción causada por el seísmo en gran parte de la Cachemira india y un ejemplo de hasta dónde puede llegar la desesperación humana.

"Hemos sobrevivido al terremoto, aquí no ha habido casi muertos, pero ahora moriremos con el frío del invierno, no tenemos ningún cobijo y, aunque lleguen tiendas, no dan abrigo suficiente", aseguró a Efe Begum Jaan, una mujer de 32 años que llora al borde de la calzada.

Más de cuatro horas por una carretera llena de baches lleva recorrer los cien kilómetros que separan Srinagar, capital de la Cachemira india, de Salalabad (a cuatro kilómetros de la también devastada Uri), que con todas sus casas total o parcialmente derrumbadas es uno de los pueblos más afectados de la región.

Según se asciende por una vía cada vez más inaccesible y llena de rocas, la destrucción y las enormes pérdidas materiales son cada vez más notorias.

En una escuela primaria sólo ha quedado en pie media pizarra y los pupitres escolares se han convertido en un amasijo de tablas de madera rotas, mezclados con piedras, lapiceros y algún libro.

Al ver llegar a personas ajenas a esta vecindad de unos pocos centenares de habitantes, las mujeres rodean a los extraños: "Por favor, por favor, hagan algo. Pidan ayuda. Hace días que estamos esperando", les dicen.

Begum Jaan, con la cara cubierta con un pañuelo y rodeada de sus siete hijos, levanta el rostro y asegura que lo ha perdido todo.

De su casa no queda rastro. Junto con otras mujeres y docenas de niños se han cobijado en los últimos días bajo unas telas mal colocadas por sus maridos, que han tenido que forzarse para llevar el ganado al campo para no perder aún más recursos.

"No nos han dado ni una manta, ni siquiera pastillas para el dolor", balbucea Jaan.

Su miedo al futuro se debe a que, al inicio del próximo noviembre, comenzará el duro invierno del valle cachemir, que cubrirá de nieve estas hermosas montañas durante cuatro o cinco meses.

Pero, según testigos, Salalabad no se ha llevado la peor parte pues aquí sólo han muerto diez personas.

Grupos de hombres que descienden de la montaña por caminos pedregosos, con cara de agotamiento, hablan de muchas casas derrumbadas, decenas de muertos y cientos de heridos en sus remotos pueblos, donde nadie ha llegado con ayuda.

Mohamed Safi, habitante del pueblo de Dardkote, a 20 kilómetros de Salamabad, dijo a Efe que no hay ningún transporte público que pueda llegar a esa zona, pero que los militares podían haberlo hecho durante estos días. "Se han caído 350 casas, hay 33 muertos, además de buena parte del ganado, y más de cincuenta heridos que no podemos llevar a ningún lado", afirmó dolorido.

"Ni los militares ni ninguna agencia humanitaria han subido a la montaña, que es donde ha habido más daños", agrega, mientras explica que en unos siete pueblos alrededor del suyo también se han desplomado todas las viviendas.

Tracking Pixel Contents