"Siempre creímos que nos salvarían", afirmó el teniente capitán Viacheslav Milashevski, capitán del batiscafo AS-28 con siete tripulantes que fue rescatado ayer de las profundidades del Océano Pacífico.

Milashevski hizo estas declaraciones a la prensa a la llegada a un hospital del puerto de Petropávlovsk de Kamchatka, en la península del mismo nombre, adonde él y los otros seis tripulantes del AS-28 fueron trasladados para someterse a un reconocimiento médico.

"Todos nos sentimos bien", dijo el teniente capitán, citado por la agencia RIA-Novosti.

El estado de salud de los siete tripulantes del batiscafo militar ruso AS-28 es "satisfactorio", afirmó ayer el almirante Víctor Fiódorov, comandante en jefe del la flota rusa del océano Pacífico.

La prensa rusa denunció ayer que, al igual que ocurrió con el submarino nuclear Kursk, la Armada ocultó durante casi 24 horas el naufragio del batiscafo y "sólo cuando la situación se tornó crítica los militares admitieron la avería y pidieron ayuda", señala un diario.

Dentro del batiscafo AS-28, la temperatura era de apenas 5 grados centígrados, pero sus tripulantes están provistos de trajes térmicos.

El AS-28 entró en servicio en 1989, tiene una autonomía de navegación de 21 millas náuticas (poco más de 38 kilómetros), puede sumergirse hasta 1.000 metros de profundidad y mantenerse en estado de inmersión hasta 120 horas.