La Armada rusa cuenta con cuatro batiscafos como el AS-28, de 13 metros de largo y 5,7 metros de alto, que fueron diseñados para rescatar "en seco" a las tripulaciones de los submarinos de guerra y que se conocen como "proyecto Priz".

El aparato está dotado de un dispositivo que le permite acoplarse con la escotilla de los submarinos en las profundidades marinas y evacuar hasta veinte personas en cada viaje.

Kursk

Este tipo de batiscafos fue utilizado sin éxito en las labores de rescate del submarino nuclear "Kursk", que se hundió el 12 agosto de 2000 en el mar de Barents, naufragio en el que murieron sus 118 tripulantes.