El papa Benedicto XVI expresó ayer su satisfacción por el anuncio del abandono de las armas del IRA e instó a "emprender nuevos pasos" en todo el mundo para reforzar la confianza y lograr "una paz justa y duradera".

"Es una bella noticia, que contrasta con las dolorosas cuestiones de las que cada día somos testigos en muchas partes del mundo", señaló el Pontífice al término del rezo dominical del Angelus.

En este sentido, animó "a todos, sin excepción", a proseguir el camino trazado y avanzar para "reforzar la confianza recíproca, promover la reconciliación y consolidar las negociaciones hacia una paz justa y duradera".

Joseph Ratzinger recordó a continuación que la noticia del fin de la lucha armada del IRA "justamente ha suscitado satisfacción y esperanza en esa isla (Irlanda) y en toda la comunidad internacional".

"Me siento especialmente orgulloso de unirme a tal sentimiento", subrayó, entre los aplausos de los miles de fieles congregados en el patio de la residencia papal de Castel Gandolfo, a las afueras de Roma.

Tras su llamamiento a la paz, Benedicto XVI recordó el realizado en ese sentido por su predecesor Juan Pablo II en septiembre de 1979 en la localidad irlandesa de Drogheda, donde el fallecido Pontífice imploró "alejarse de los senderos de la violencia y volver a los caminos de la paz".

Juan Pablo II había hecho esta petición, dirigida al terrorismo católico y nacionalista, ante 250.000 personas en la localidad irlandesa de Drogheda, a 50 kilómetros de la frontera con Irlanda del Norte: "De rodillas os pido que abandonéis los caminos de la violencia y volváis a los caminos de la paz", fueron sus palabras.

El pasado jueves, el IRA ordenó a todos sus voluntarios que pusieran fin a la campaña armada para llevar a cabo sus objetivos a través de medios exclusivamente "democráticos, políticos y pacíficos".