Quería despedirse del mundo de la música con un nuevo álbum para septiembre. Con un gorrito de lana para tapar los estragos de la quimioterapia. Porque la reina del soul no había dejado que el cáncer de páncreas que sufría desde 2010 apagara su voz. Aquella chica tímida de los inicios, muy pronto encontró su camino. Primero el jazz y después, coronada como la Reina del Soul. Nunca le asustó ningún género, dispuesta a evolucionar con los tiempos y capaz de convertir una canción reclamando respeto, en himno del feminismo.