Volvo no solo producirá coches eléctricos. Aunque planea ser una marca 100% eléctrica en cuanto a su negocio de coches, el grupo sueco produce otros vehículos, como camiones, para los que está desarrollando el modo de propulsión más eficiente y respetuoso para el medioambiente posible. Creen en el hidrógeno y, por supuesto, en la electrificación total y, según ha anunciado, ha iniciado el proceso para establecer una nueva planta de producción a gran escala de celdas de batería para camiones en Suecia.

La fábrica se instalará en el municipio de Mariestad, situado cerca de la actual planta principal de motores de Volvo Group en Skövde y se beneficiará de la infraestructura industrial y logística existente en la región. Además, los centros de I+D y la sede central del consorcio en Göteborg están a dos horas de distancia. Volvo Group tiene previsto aumentar gradualmente su capacidad y alcanzar la producción en serie a gran escala en 2030. Las celdas de baterías se diseñarán específicamente para aplicaciones de vehículos pesados, apoyando el despliegue global de camiones eléctricos, autobuses, equipos de construcción, entre otros.

Desde Volvo, Martin Lundstedt, consejero delegado del Volvo Group, apunta que "ya existe una fuerte demanda de nuestros clientes y, para 2030, nuestra ambición es que al menos el 35% de los productos que vendemos sean eléctricos. Este aumento requerirá grandes volúmenes de baterías de alto rendimiento, producidas con energía libre de fósiles, y es un paso lógico para nosotros incluir la producción de baterías en nuestra futura huella industrial".

El despliegue logístico de Volvo

Estas noticias llegan apenas un mes tras el anuncio de su nueva fábrica para coches eléctricos en Eslovaquia, en la ciudad de Kosice, que se une a las existentes en Gante, Bélgica, y Torslanda, Suecia. La inversión de la firma sueca para esta factoría, que forma parte del gigante asiático Geely, será de 1.200 millones de euros y se espera que empiece a operar en 2026 a un ritmo máximo de 250.000 coches anuales.

Mientras la compañía planea producir internamente baterías para sus vehículos pesados, sigue apostando por algunos de los proveedores más importantes del mundo para este componente clave para sus coches. La elección de Eslovaquia para esta factoría, de hecho, respondía a su cercanía con Hungría y a sus buenas conexiones logísticas y de transporte con el resto de Europa. Eslovaquia se sitúa al oeste de Alemania y el este de Polonia, países en los que tienen fábricas CATL, en Erfurt -Alemania-, y LG Energy Solutions, en Breslavia -Polonia-, firmas que, junto a la sueca Northvoltson actualmente los principales proveedores de baterías de Volvo y Polestar.