En circunstancias como las producidas durante una operación salida en verano, los atascos más comunes en las carreteras españolas son causados por el aumento del número de coches en la vía. Sin embargo, existen otro tipo de retenciones que se producen sin la necesidad de que circulen demasiados vehículos por una misma carretera. Normalmente, estos atascos se producen por culpa de una mala práctica de los conductores, de obras en la carretera o por accidentes.

Cómo evitar los atascos de verano

Cuando, por seguridad, la DGT aconseja que se debe mantener una distancia mínima entre vehículos, también está intentando prevenir atascos. Cuando un coche circula demasiado cerca de otro y, por el motivo que sea, el de delante frena un poco, se puede desencadenar una retención. En el momento en que no se respeta la distancia de seguridad, este ligero toque de freno sin hueco suficiente para no alterar la velocidad de la marcha genera una efecto acordeón que afecta a todo el tráfico que viene detrás, obligando a todos a bajar más la velocidad hasta tener, incluso, que pararse.

Cómo evitarlos

No es fácil evitar los atascos porque se producen en vías muy transitadas que, a veces, son las únicas disponibles para llegar al destino deseado. Sin embargo, hay varias medidas que se pueden tomar para evitar las retenciones. En primer lugar, y como en muchos otros problemas, los conductores deben planificar sus viajes e intentar evitar los días y las horas de mayor densidad del tráfico. Además, en la medida de los posible, hay que tratar de no pasar por las vías más transitadas. Hay que tener en cuenta, además, si habrá obras en la carretera. Para conseguir toda esta información existen aplicaciones móviles y la web de la DGT.

Otra medida, aunque pueda parecer una tontería, es evitar ser cotilla. Muchas veces se producen accidentes, en el mismo sentido de la circulación o en el contrario, que no tendrían que alterar la velocidad de la marcha. Sin embargo, mucha gente frena para pasar despacio por el lugar y ver qué ha pasado. Es entonces cuando esta reducción inesperada de la velocidad puede causar una retención, de nuevo, por el citado efecto acordeón. Si, además, no se respeta la distancia de seguridad, curiosear puede desencadenar un atasco mayúsculo. Por último, hay que dejar la conducción deportiva y agresiva para los circuitos o los videojuegos.