La velocidad sigue siendo una de las causas más comunes de siniestralidad en España, según la Dirección General de Tráfico (DGT). Circular con una velocidad excesiva aumenta considerablemente el riesgo de sufrir un accidente de tráfico, puesto que a mayor velocidad, menor campo de visión y menor tiempo de reacción ante un imprevisto. No obstante, muchos conductores siguen sin ser conscientes de los peligros que conlleva no respetar las señales de velocidad. Uno de estos peligros es el llamado efecto túnel.

La velocidad a la que circulamos por la carretera influye en la capacidad de visión que tenemos de los objetos y del entorno que nos rodea fuera del vehículo. Por ello, si aumentamos la velocidad a la que circulamos, las imágenes que nos rodean se volverán cada vez más difusas hasta el punto de producirse el efecto túnel.

Este peligroso fenómeno de la conducción hace que únicamente podamos percibir de manera nítida y clara lo que tenemos justo enfrente, sin llegar a percibir lo que pasa en los laterales del vehículo. Esto explica por qué se denomina así, puesto que el campo de visión se reduce tanto que parece que estemos conduciendo a través de un túnel.

Para que quede más claro, si circulamos a una velocidad reducida, nuestro ángulo de visión será de 104 grados, en cambio, si circulamos a 65 km/h nuestro ángulo de visión se reducirá a 70 grados, si aumentamos la velocidad a 100 km/h el ángulo de visión se reducirá todavía más hasta los 42 grados, si aceleramos hasta los 130 km/h nuestra visión disminuirá a unos 30 grados y, por último, si pasamos a circular a 150 km/h nuestro ángulo de visión se reducirá a unos escasos 18 grados. Estos datos revelan claramente que nuestra capacidad de visión depende de la velocidad a la que circulamos.

La única forma de evitar el temido efecto túnel es conducir a una velocidad moderada y respetar en todo momento las señales de velocidad de las carreteras. Hay que tener en cuenta que cuanto mayor sea nuestro campo de visión, más señales veremos, más información recibiremos del exterior y tendremos mayor capacidad de reacción ante un imprevisto.

También hay que tener en cuenta el efecto que pueda tener si circulamos con gafas de sol, puesto que pueden aparecer molestos contrastes que pueden llevarnos a hacer alguna maniobra que pueda desencadenar algún accidente con graves consecuencias, no solo para nosotros, sino también para los demás conductores.