Cuando compramos un coche nuevo esperamos tardar mucho tiempo en acudir a un taller por una avería o problema serio. Un buen mantenimiento del vehículo es fundamental para evitar más visitas al taller de las estrictamente necesarias, ya que disminuye considerablemente el riesgo de sufrir averías. Por este motivo, es muy importante saber cuándo es necesario llevar el coche al taller para garantizar que todos los elementos funcionen correctamente y estén en buen estado. Con el objetivo de prevenir incidentes en carretera y garantizar la máxima seguridad vial, es importante revisar ciertos elementos del vehículo en función de su desgaste, kilometraje y años del automóvil. Según la compañía de renting ALD Automotive, estos son los principales elementos de nuestro vehículo que debemos atender.

Neumáticos: Deben sustituirse cuando la banda de rodadura no supere los 1,6 milímetros.

Cambio de aceite: Se debe hacer entre los 5.000 kilómetros y los 15.000 kilómetros.

Filtros: Hay que cambiar el filtro de aceite con la misma frecuencia que hagamos el cambio de aceite.

Amortiguadores: Debemos revisarlos en el taller alrededor de los 30.000 kilómetros y cambiarlos cuando el vehículo alcance los 60.000 kilómetros.

La correa de distribución: Hay que reemplazarla por una nueva entre los 60.000 kilómetros y los 160.000 kilómetros o, aproximadamente, cada diez años.

El líquido refrigerante: Revisar el nivel cada año y reemplazarlo cada dos años o, aproximadamente, cada 40.000 kilómetros.

El líquido de frenos: Es muy importante cambiarlo, al menos, cada dos años.