¿Coche de gasolina o coche diésel? Es la pregunta que la mayoría de los conductores se hacen a la hora de comprar un automóvil. Los modelos con motor diésel son más caros, pero consumen menos, necesitan menos mantenimiento y por su tecnología son más longevos. Sin embargo, en la actualidad hay novedades que inclinan la balanza hacia los utilitarios de gasolina.

En los últimos 30 años se ha incentivado la compra de turismos diésel. Primero porque el combustible resultaba notablemente más barato por la menor imposición fiscal y, desde finales de la primera década del 2000, por la rebaja del impuesto a su compra. Esto ha hecho que un 80% de compradores prefieran coches de diesel, sobre el 20% que escogen los de gasolina, según un informe de Rastreator.

Pero el diésel podría tener los días contados. El hecho de que estos motores contaminen más se va a traducir en restricciones al tráfico, como ya ocurre en la ciudad de Madrid, y en penalizaciones fiscales en el carburante y en el propio vehículo, como dejó entrever la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera.

El temor a la desaparición del diésel empieza a hacer mella en el mercado. Durante los cinco primeros meses del año, el 61,3% de los automóviles matriculados tenía un motor de gasolina, frente al 28,2% equipado con una mecánica diésel, según datos de las asociaciones de fabricantes (Anfac), concesionarios (Faconauto) y vendedores (Ganvam).

En primer lugar, su precio. Por ejemplo: BMW 220dA Cabrio diésel (47.167 €) frente al 220iA Cabrio gasolina (43.850 €). La diferencia es de más de 3.000 euros. Cabe tener en cuenta que en caso de reventa nos garantizamos un precio más elevado por el diésel. Los seguros de los vehículos diésel son también más altos: un 13,6% más de media en el caso de los seguros a todo riesgo. La diferencia es de 56,8 euros anuales, según un estudio de Acierto.com.

Aunque el mantenimiento de los diésel es menor, la mayor complejidad tecnológica que equipan hace que el coste de su cuidado resulte unos 300 euros mayor que los modelos de gasolina con prestaciones similares, indica el citado informe. A la hora de pasar la ITV también hay diferencias. La inspección de un coche de gasolina es más barato. Según la comunidad autónoma, la diferencia puede llegar a ser de 16 euros, indican en Itv.com. Solo Navarra, Asturias , País Vasco y Extremadura tienen los mismos precios para diésel y gasolina.

El precio del combustible y el menor consumo. Son, sin duda, los principales ganchos para comprar un diésel. No obstante, ya no hay tanta diferencia de precio entre llenar un depósito diésel y otro de gasolina. Hace una década era del 14% y en la actualidad no llega al 5%. La intención del Gobierno es encarecer el gasóleo progresivamente hasta que lleguen a igualarse. Respecto al consumo, los actuales coches de gasolina no consumen tanto como los de antaño y empiezan a equipararse a los diésel. La diferencia se registra en urbano, con 1,8 l/100 a favor de los diésel. En un entorno extraurbano el consumo cae a 1 l/100.

Para recuperar la inversión adicional que implica comprar un diésel hay que recorrer de media más de 160.000 kilómetros en la vida útil del vehículo. A partir de los 200.000 km es cuando empezaríamos a amortizar lo invertido.